Vencejo Real

Tachymarptis melba

Planeando con alas muy arqueadas, casi formando un semicírculo, el Vencejo Real Tachymarptis melba tiene el plumaje de color pardo terroso salvo las partes inferiores, mentón, garganta, parte del pecho y vientre que son blancas. El centro del pecho está atravesado por una faja parda que nace en los flancos que tienen también el mismo color. La cola posee las rectrices exteriores más largas lo que la hace parecer ahorquillada, pero su escotamiento es menor que en la del Vencejo Común. Mucho más grande que éste, se distingue fácilmente cuando ambos se ven juntos, no sólo por la diferencia de tamaños y el color de las partes inferiores, sino por planear por mucho más tiempo. Cuando se puede ver el pájaro a corta distancia o en la mano pronto se aprecia que el color pardo de las alas por debajo y la mitad final de la cola son más oscuras que el resto. En la cabeza y carrillos hay unas plumas con bordes muy finos blancos. El pico es marrón negruzco, muy débil, pero con amplias comisuras que permiten al pájaro abrir mucho la boca, mostrando la amplia garganta. Las patas son oscuras y emplumadas y los dedos amarillentos. El iris de los ojos es pardo oscuro. Los vencejos reales jóvenes tienen más estrecha la banda pectoral parda.

El Vencejo Real vuela con enorme rapidez sobre los cortados montañosos que constituyen su hábitat en la Península Ibérica. También puede ser visto en acantilados marinos. Precisamente Bannerman (1955) escribe que el especimen tipo de este vencejo fue descubierto por primera vez en Gibraltar en 1741, pero su descripción por Linnaeus no apareció hasta 1758. En aquellos ya tan lejanos días se señalaba en Gibraltar como especie que anidaba por millares, pero indudablemente su población ha disminuido mucho y en 1871 ya quedaban en el Peñón muy pocas parejas.

En cuanto llega a Iberia en los últimos días de abril y en mayo comienzan los vuelos de persecución acompañados de gritos que no se parecen realmente a los del Vencejo Común. Tachymarptis melba lanza sonidos bastante musicales y no chillidos estridentes. Más se parecen sus gritos a los de un bando de limícolos. Tucker expresa estos como ¡¡tirrr-rititi-tititi-tri-tri-tri-tri!! y se pueden escuchar durante todo el tiempo que permanecen los vencejos en la Península Ibérica hasta bien entrado septiembre en el Norte y hasta primeros de octubre en el Sur.

Se alimentan de insectos capturados al vuelo, Jourdain da una cantidad hallada en el saco de la garganta de un solo pájaro de 80 a 100 insectos. De 220 encontrados en una ocasión, 30 eran tábanos tabanus bovinus. También captura Lepidoptera, Hymenoptera, Coleóptera etc.

Anidan generalmente en colonias a gran altura, aprovechando una grieta en un cortado rocoso de la montaña o en un acantilado. Aquellas varían mucho en el número de parejas componentes. El promedio puede estar entre 10-12 parejas. Algunas situadas en los Pirineos son especialmente numerosas, y las observadas en la Cordillera Cantábrica no pasaban de 6-8 parejas. Ambos adultos aportan el material para la construcción de nido, cogiéndolo al aire o en vuelos rasantes sobre montones de estiércol y paja. Tiene forma de copa con un diámetro de 12 cm. y resulta muy sólido. Los pájaros amasan muchos materiales, casi todos de origen vegetal, con saliva de manera que trozos de hierba seca, plumas, semillas de árboles, hojas, etc. forman una pasta que endurece pronto con la que hacen el nido que los vencejos usan año tras año. En muchos lugares este nido está dentro de agujeros que en principio tienen una entrada vertical. Otras veces, como sucede en Extremadura, aprovechan grietas o entrantes de puentes grandes de piedra. La puesta consiste normalmente en 2-3 huevos blancos, de forma alargada. Puestas de 4 y 1 son ocasionales. Arn-Willi (1960) en 2.661 puestas completas estudiadas en Suiza por él, controló 158 de 1 huevo, 762 de 2, 1.717 de 3 y 24 de 4 huevos. Jourdain y Rey para 89 huevos medidos obtuvieron un promedio de medidas de 31,08 x 19,28 mm. con un máximo de 34,3 x 19,5 mm. y un mínimo de 27,5 x 20,2 mm. que resultaría muy redondeado para lo que es habitual en este vencejo. Las puestas comienzan muy tarde, normalmente no antes de los últimos días de mayo y más a menudo a principios de junio. El Vencejo Real llega casi siempre dos meses antes de efectuar la puesta, del mismo modo que también marcha a Africa bastante después de haber terminado la reproducción. Parece ser que ambos sexos incuban alternándose en cortos períodos durante 19-21 días. Jourdain da como probable estimación 18-23 días, pero resulta difícil establecerlo con seguridad. Los pollos son alimentados por ambos adultos que traen al nido y regurgitan unas bolas formadas por insectos, transportándolas en la bolsa de la garganta. A las 6 semanas vuelan ya bien, pero la salida del nido puede retrasarse en función de condiciones meteorológicas variadas que impiden una alimentación regular. Tiempos lluviosos retrasan bastante la cría, viéndose los vencejos obligados a cazar en pleno crepúsculo. Purroy (1973) en las foces de Nagore y Lumbier (Navarra) observa en agosto a los vencejos con una actividad crepuscular considerable, pero no puede asegurar que como el Vencejo Común efectúe vuelos de elevación nocturna.

El Vencejo Real es especie netamente mediterránea que además de Iberia ocupa lugares apropiados en Francia del sudeste, Alpes, Italia, Yugoslavia, Grecia, los Balcanes y las islas mediterráneas. En Iberia ocupa zonas montañosas apropiadas, acantilados costeros, viejos puentes en niveles bajos, edificios (raramente) y sobre todo cortados rocosos y hoces de los Pirineos y la Cordillera Cantábrica. Su densidad es baja en todas las regiones españolas y las colonias muy reducidas en general. Parece ser más numeroso hacia el Este de una línea que partiendo del extremo occidental de los Pirineos alcance por el Sudoeste Extremadura. En los Pirineos, donde los ornitólogos franceses llegaron a pensar que la especie era solamente de paso por la mitad oriental (Mayaud, 1954), el biólogo español Purroy realizó en 1972 una exhaustiva exploración de los acantilados y gargantas de la vertiente española. Como consecuencia de ella descubrió la presencia de 328 parejas de vencejos reales posibles nidificantes, aunque advierte que como se reproducen a partir del segundo año, hay un porcentaje de individuos que se unen a la colonia y que no se aparean, pero con su presencia pueden falsear los datos. Thiollay (1974), observa también buen número de vencejos reales, que podrían ser, sin duda, migradores paleárticos que pasan su primer año de vida como inmaduros en el Africa. Esta observación hace pensar en qué proporción pueden llegar a Europa vencejos inmaduros. En Navarra Purroy censó en total 115 parejas repartidas por Echauri (4), Foz de Nagore (6), Foz de Oroz-Betelu (2), Foz de Arbayún (50), Foz de Lumbier (41) y Foz de Burgui (12); en Huesca abundaba más y las colonias eran mayores: Foz de Biniés (30), San Juan de la Peña (6), Bujaruelo (5), Circo de Cotatuero, Ordesa (20), Valle de Añisclo (13), Gargantas de Escuaín (36), Peña de Sin (10) y Congosto de Ventanillo (88), la mayor de todo el Pirineo conocida hasta ahora; en Lérida en el Desfiladero de Rialp (5) y en la Sierra del Cadí, Palaus (1956) observó entre 80 y 200 individuos. Iribarren (1968, 1971) estima que existen indicios para pensar que la especie va conquistando terreno lentamente. Jesús Elósegui (in littera, 1975) informa sobre el descubrimiento por él de otras colonias a añadir a las encontradas por Purroy: Vidangor, Valle del Roncal, Foz de Forniellos (Salvatierra de Esca, Zaragoza), otra más en Ordesa en lugar distinto del indicado por Purroy. Todas tienen un mínimo de 10-12 parejas. A pesar de que el Vencejo real es un pájaro de gran tamaño y vuelo espectacular pasa bastante desapercibido. En la Cordillera Cantábrica parece ser más escaso y solamente se ven pequeños grupos aislados la mayoría en la vertiente Sur.

Muchos vencejos reales llegan a Iberia en los primeros días de marzo (3 de marzo de 1972, en la Foz de Arbayún 20 ejemplares, según Purroy), pero no es hasta la mitad de abril y sobre todo en la primera quincena de mayo cuando las colonias están completas. En septiembre comienzan a desaparecer de la colonia y a lo largo de octubre se observan en paso por todo el Pirineo. En el País Vasco se capturaron dos anillados en Suiza. En Apota se ven abundantes en el paso otoñal y muchas veces vuelan más bajos que los vencejos comunes. Purroy observó en la Foz de Arbayún, después de haberse vaciado aquella colonia de vencejos nativos, el 7 de octubre la presencia de 150 vencejos reales, sin duda migrantes, que permanecieron 3 días en el lugar. Hay observaciones esporádicas de esta especie en los primeros días de noviembre. En Suiza se han anillado varios millares de vencejos reales y consecuentemente ha habido numerosas recuperaciones, muchas de ellas en la Península Ibérica y casi todas en provincias del Levante y en el paso primaveral (abril-mayo). La invernada de esta especie en Africa Tropical queda confundida por la presencia allí de vencejos nativos por lo que resulta difícil determinar los cuarteles de invierno.

Arn-Willi (1960) estudió bien una colonia en Suiza, anillando muchos ejemplares. Determinó que el 75% siguen criando en el mismo nido durante 2-3 años consecutivos y comprobó asimismo que 54 parejas en los años de sus experiencias, se mantuvieron unidas en el mismo nido por 2-11 años. Algunos de los vencejos anillados rebasaron edades de 18-19 años. Bernis (1970) cita los ensayos que se realizaron con vencejos suizos que fueron anillados y transportados a Lisboa en avión. De un primer grupo de 28 adultos desplazados, dieron al menos 12 retornos a la colonia y una de estas aves estaba ya en su nido al tercer día de haber sido liberada en Portugal. Otro lote de aves liberado en Nairobi (Kenia) dio como resultado que dos aves regresaron a Suiza. El control se hizo al año siguiente.