Pinzón Vulgar Fringilla coelebs Al comienzo de la
primavera el macho de Pinzón Vulgar Fringilla coelebs, es un pájaro
con el plumaje muy llamativo. La frente es negra, el píleo, la nuca y parte
de los hombros tienen color gris
azulado; la espalda es pardo rojiza y el
obispillo verde oliváceo. Los carrillos, la garganta y el resto de las
partes inferiores poseen un tono pardo rosado brillante. La cola tiene la
pareja central de rectrices gris pizarra y el resto de ellas son negras con
bordes blancos, muy notorios en las exteriores. Las plumas de las alas son
pardo negruzcas con bordes verde amarillentos. Una banda blanca es muy
visible y junto con el gran parche, también blanco, de los hombros, son
rasgos ambos inconfundibles a la, hora de identificar a este pájaro. El pico
es azul plomizo con el extremo más oscuro y blancuzca la mandíbula inferior.
Los tarsos y los pies son pardos y el iris de los ojos del mismo color. El plumaje de la hembra
es mucho más apagado. La cabeza y las partes superiores son pardo
amarillentas, más oscuras o grisáceas en el centro del píleo. La espalda y
el obispillo son verde amarillentos. Las partes inferiores tienen un tinte
gris pardusco en el cuello. Las bandas blancas de las alas y hombros
(cobertoras) no son tan nítidas como en el macho. El pico es pardo, más
pálido debajo. Muchas al comienzo de la primavera tienen la cabeza
ligeramente gris pizarra, color que se extiende hasta la nuca. Los jóvenes
se parecen mucho a las hembras, pero hay en la nuca una mancha blanquecina.
Los machos ya se diferencian de las hembras por tener la espalda teñida de
castaño rojizo y el pecho menos pardo amarillento y más beige. Prácticamente no falta en
ninguna parte donde exista aunque sea un árbol aislado, pero la campiña
abierta con árboles dispersos, bosques de especies caducifolias y perennes,
parques y jardines, plantaciones de árboles frutales y zonas de monte bajo
con grandes arbustos, son el hábitat favorito del Pinzón Vulgar durante la
reproducción. Fuera de ella, a partir del mes de agosto, frecuenta también
campo abierto, prados, rastrojeras, caminos, calles de pueblos y ciudades,
muelles en los puertos de mar, pistas, etc. Por el suelo camina con
pasos cortos y rápidos, a menudo ligeramente agachado; sobre todo se observa
esto en las hembras, que flexionan más las patas. También a saltos y a
menudo volando en corto para cambiar de posadero. Es pájaro muy arbóreo
durante la reproducción, pero más aficionado a posarse en el suelo en otoño
e invierno, en especial las hembras. Para cantar los machos se posan en las
ramas más altas. Tienen las parejas tendencia a frecuentar lugares
habitados, proximidades de casas de campo, alquerías, zonas donde se acumula
el estiércol, alrededores de graneros, silos, tolvas de descarga de cereales
y también cerca de pajares y almacenes de hierba seca. Al volar lo hacen con
marcadas ondulaciones, pero potentemente. En vuelo de migración son
incansables y en un día pueden recorrer grandes distancias. Incluso
cansados, son capaces de volar contra el viento, resguardándose de él con
las irregularidades del terreno y la vegetación. Muchas parejas permanecen
unidas y no abandonan su lugar de nacimiento o de cría, pero otros pinzones
se agrupan y vagan por los campos formando bandos numerosos. Realmente se
puede decir que fuera de la época de cría es un pájaro gregario que no tiene
inconveniente en buscar la compañía de otros fringílidos, gorriones y
escribanos. Generalmente se ven grupos de machos juntos, y por separado las
hembras. Esto se acusa mucho más durante la migración. Los bandos o flujos
migratorios son siempre de un solo sexo. Rara vez se ve entre los machos
alguna hembra o un pequeño grupo de ellas. Lo inverso también es cierto.
Cuando en Guipúzcoa y, en general, en todo el País Vasco se observa el paso
de pinzones en el mes de marzo, el hecho es muy notorio y solamente durante
2-5 días ambos sexos se juntan en migración. La abundancia de pinzones en
todo el continente europeo es muy grande, por lo que sus costumbres son bien
conocidas y en algunos lugares las parejas muestran cierta mansedumbre, que
queda en cierto modo desmentida cuando se coge este pájaro en la mano. La llamada usual del
Pinzón Vulgar es un fuerte y metálico ¡¡chink-chink, chink!! que repite
insistentemente si está alarmado o muy espaciadas las notas si el macho
llama a la hembra. Este sonido recuerda a otro similar emitido por el
Carbonero Común, Parus major. En vuelo invariablemente lanzan macho y
hembra un débil, pero bien audible ¡¡tsip, tsip...!! En febrero los machos
emiten repetidamente un agudo y fuerte ¡¡chuit!! o también ¡¡uit!! en cierto
modo sibilante. El canto típico tiene
variaciones individuales y regionales, pero esencialmente está formado por
dos o tres notas repetidas durante 2-3 segundos y terminadas en un más breve
floreo que se eleva de tono al final. No excesivamente musical, sí resulta
muy monótono cuando se le escucha por mucho tiempo. Los machos cantan desde
un alto posadero con extraordinario vigor y, en buenas condiciones
acústicas, se oyen con facilidad desde 400 metros y a veces más. Machos con
gran celo repiten su estrofa hasta nueve veces por minuto, pero generalmente
no más de seis veces. Las hembras cantan en tono bajo, ocasionalmente, una
corta retahíla que quiere recordar la misma del macho. Los machos pueden
cantar casi todo el año. La mayor intensidad se produce entre febrero y los
primeros días de julio. Mayo registra el mayor vigor y después del silencio
de julio y agosto, hay una ligera reactivación en septiembre y primeros días
de octubre. Canta normalmente desde un posadero alto, pero también posado en
la rama baja de un árbol, sobre el tope de un arbusto y también, no rara
vez, desde el suelo de una carretera. La dieta alimenticia es
muy variada. Fuera de la época de la reproducción, las semillas de plantas
gramíneas son fundamentales. Newton (1972) estima que, una con otra región,
más de 100 especies de semillas diferentes se han advertido en su comida. Le
atraen especialmente las semillas de los hayucos, pero como estos frutos del
Haya, Fagus sylvatica, no son constantes en su desarrollo y hay años
en que apenas se producen, los pinzones buscan alimento en cualquier parte,
sobre todo en tierras cultivadas, rastrojeras y prados. Igualmente en el
suelo de los bosques de especies caducifolias. Los granos de los cereales
les atraen con fuerza y los pájaros se congregan en las proximidades de
silos, muelles, cintas transportadoras, máquinas cosechadoras, etc. Sin
embargo, la mayor parte de la alimentación está basada en semillas
silvestres. Plantas tan abundantes en los campos como Sinapis,
Brassica, Chenopodium, Polygonum, Stellaria,
Cerastium, etc., son fundamentales en la dieta invernal y otoñal del
pinzón. Muchas de estas semillas que caen de las plantas no son visibles
para el ojo humano y, como gran parte de ellas no germinan, quedan en el
suelo formando un tapizado que puede durar años y constituir una reserva
estimada en varios centenares de millones por hectárea. Al arar la tierra
muchas quedan al descubierto. Es así que no son solamente los insectos los
que atraen bandadas de pájaros a las tierras preparadas para el cultivo.
Collinge estima en un 75 por 100 del total la alimentación de origen vegetal
y el 25 por 100 restante a base de insectos comidos, sobre todo durante la
primavera. Come asimismo huevos de caracoles, arañas, lombrices de tierra, y
en las pomaradas se ven pinzones picotear las manzanas caídas en el suelo. La reproducción comienza
a finales de abril. Pero los pinzones viejos que han criado por lo menos un
año, ya están en su territorio en enero. Los machos que crían por primera
vez no suelen llegar hasta febrero e incluso algunos después. Regularmente
un macho joven se establece en un territorio vacío un mínimo de ocho a
quince días más tarde que uno viejo del territorio vecino. Al principio se
mueve inquieto por entre las ramas de los árboles lanzando su típico
¡¡chink, chink!! y alterna períodos en que se le escucha una especie de
seudocanto en tono muy bajo, con frecuentes estancias en el suelo del campo
o camino próximos para comer. El Pinzón Vulgar es un
pájaro eminentemente territorial y fiel a su lugar de nacimiento. Con el
anillamiento he comprobado que las parejas que pasan el otoño e invierno
vagando por los campos, regresan en enero y febrero y ocupan su vieja
parcela. Los machos son muy agresivos y defienden el territorio persiguiendo
encarnizadamente a los intrusos o a los vecinos que se acercan demasiado.
Los primeros días se hacen notorios solamente por la mañana, pero conforme
el mes de abril se aproxima ya no se mueven del lugar. Las hembras viejas
(que criaron por lo menos una vez) arriban en marzo y a veces antes, pero
las jóvenes que son atraídas por el fuerte canto de los machos noveles, no
aparecen y se emparejan hasta abril y aún después. Las parejas permanecen
juntas normalmente hasta seis semanas antes de comenzar la nidificación.
Durante este tiempo los cortejos del macho a la hembra pasan de una gran
actividad, hasta quedar completamente oscurecidos por la general agresividad
que se observa entre ambos miembros de la pareja, quizá mayor por parte de
la hembra, que no permite que el macho se acerque. A menudo, sin embargo,
comen juntos en el suelo. Newton (1972), Hinde (1955-56) y otros ornitólogos
han descrito estas situaciones con gran lujo de detalles e interpretaciones.
El macho que ocupa un territorio y ya está emparejado, no lo abandona si la
hembra perece. Una de éstas, de dos años, que murió atropellada por un
automóvil en la carretera que cruzaba el territorio, estaba anillada, lo
mismo que el macho. El hecho permitió comprobar que éste último no abandonó
la zona y se emparejó quince días más tarde con otra hembra no anillada y de
un año de edad. La hembra construye sola
el nido. Tarda normalmente entre tres y dieciocho días en hacerlo y en ello
influye mucho la lluvia y la edad del pájaro. Las jóvenes tardan más y un
promedio puede estar en siete días. Los nidos observados estaban hechos con
musgo fundamentalmente, hierba seca y alguna otra materia vegetal, unido
todo con telarañas y decorado exteriormente con líquenes y trozos de
corteza. El interior está forrado con pelos y alguna pluma, muy pocas. Son
colocados casi siempre en árboles, a altura variable, pero tendiendo a ramas
elevadas de árboles frutales o de adorno. A menudo a gran altura. Los
primeros están ya totalmente construidos en la última semana de abril, pero
más corrientemente en los primeros diez días de mayo y aún después. Los
anteriores a estas fechas son ocasionales y coinciden invariablemente con
unas condiciones meteorológicas muy buenas. La puesta normal es de 4-5
huevos y hay algunas de 6 y 7, pero muy raras. Su cáscara es lisa y
brillante y tiene color azul pálido, variablemente teñidos de rosa y rayados
o manchados con puntos pardo rojizos, o pardo violáceos, teniendo las
manchas un cerco más claro rosado. Otros tienen rayas y dibujos negruzcos.
Algunos casi carecen de punteado. Jourdain, para 100 colectados en Gran
Bretaña, obtuvo un promedio de 19,86 x 14,59 mm., con un máximo de 22,9 x
14,5 mm. y un mínimo de 17,1 x 13,7 mm. D'Almeida, para 11 del norte de
Portugal, da una media de 19,2 x 14 mm., con extremos de 18 a 20,9 x 13,7 a
14,5 mm. Solamente la hembra incuba y lo hace durante 11-13 días, empezando
con la puesta del penúltimo huevo. Los pollos al nacer tienen plumón gris
pálido, largo y abundante. El interior de la boca es rojo carmín, con el
paladar anaranjado. No hay puntos oscuros en la lengua; las comisuras son
blancas. Ambos adultos los alimentan con orugas pequeñas casi siempre y a
los 13 o 14 días dejan el nido (11-18 días Newton). Todavía son colicortos e
incapaces de volar. Por lo menos durante otros 15-20 días continúan siendo
atendidos por los padres. No pocas parejas hacen dos crías en cada
temporada. El Pinzón Vulgar es el
fringílido más abundante en Europa. Su área de reproducción se extiende por
todo el Continente, excepto en el extremo norte de Escandinavia e Islandia.
Prácticamente no falta en ninguna parte donde exista aunque sea un árbol
aislado, pero la mayor densidad es alcanzada en los bosques no muy densos de
especies caducifolias. En hábitats favorables el número de parejas permanece
corrientemente estable y es en otros lugares menos favorecidos donde se
aprecia una marcada oscilación de un año a otro. En la Península Ibérica,
con ser abundante, no alcanza las grandes densidades que tiene en
centroeuropa. En estudios y censos de parejas realizados en Holanda se
obtuvo un número de 66-87 parejas criando en un área de un kilómetro
cuadrado. Mayores densidades se calcularon para Fenoescandia, donde
oscilaban entre 49-145 parejas para un kilómetro cuadrado de bosque
caducifolio, 20-102 en abetales y 12-29 en pinares. El tipo de alimentación
del Pinzón Vulgar, a base de semillas, lo hace muy vulnerable a los
plaguicidas. Los frecuentes tratamientos para combatir insectos y sobre todo
plantas parásitas con herbicidas altamente venenosos, no hay duda que
influirán grandemente en las poblaciones de este pájaro. Una parte de la población
europea inverna más al Sur de su área de reproducción. Iberia es receptiva
de millones de pinzones que comienzan a llegar en los últimos días de
septiembre. El paso es algunos días espectacular en el extremo occidental de
los Pirineos. Las rutas de entrada difieren algo de las de salida en
primavera, pero solamente están separadas entre sí por varios centenares de
metros. Todos nuestros campos se llenan de pinzones europeos, entre los que,
sin duda, habrá muchos de los nativos que temporalmente, de octubre a
enero-febrero, desaparecen de su territorio habitual de cría. Es indudable
que existe cierto erratismo o, digamos mejor, una trashumancia invernal, que
lleva por lo menos a las poblaciones del norte de Iberia hacia zonas
situadas más al Sur. El anillamiento puede revelar algo a este respecto. El
movimiento primaveral de los pinzones europeos y no pocos nativos comienza a
sentirse en la última semana de diciembre en una amplia franja que alcanza
desde las provincias andaluzas de Cádiz y Huelva hasta Galicia y Asturias.
Parece haber cierta tendencia a concentrarse mayoritariamente en campos
costeros. En febrero la densidad en el noroeste ibérico es muy grande, y se
aprecia bien por encima de una línea ideal que va desde Navarra a Badajoz.
El paso en el mes de marzo por el País Vasco (Noval, 1967), primero los
machos y después las hembras, éstas en la última decena del mes, constituye
en algunos puntos de la región un maravilloso espectáculo. Con tiempos fríos y
lluviosos en el mes de octubre, si siguen a ellos días más templados, es
frecuente ver en Cabo Higuer (Fuenterrabía, Guipúzcoa) un gran contrapaso en
dirección a Francia. Con tiempos duros del Norte, la entrada de pinzones
procedentes de los campos franceses y probablemente ingleses y alemanes, es
muy grande, pero una vez pasadas las circunstancias que obligaron a su
desplazamiento al Sur, regresan inmediatamente hacia el Norte. También en
Levante y Baleares hay numerosos invernantes. En las islas solamente se
reproduce en Mallorca y Menorca y no hay evidencia de que la población local
emigre en el otoño. A partir de la segunda
mitad de septiembre ya se ven agrupados en los campos andaluces. García Rúa
(1975) observa pinzones a finales de septiembre cerca del Estrecho de
Gibraltar y los bandos son numerosos en las proximidades de la playa de
Tarifa en el mes de octubre. Thiollay y Perthuis (1975) recuentan en los
primeros veinte días de octubre, desde dos puestos de observación, más de un
millar volando hacia el Norte de Africa, donde es invernante numeroso, pero
no proporciona una llegada otoñal espectacular y como los demás fringílidos
únicamente en días de fuerte viento se acusa más su presencia (Pireau y
Giraud-Audine, 1976). |