Halcón de Eleonora Falco eleonorae El Halcón de Eleonora Falco eleonorae está entre las aves de presa menos conocidas de la avifauna
ibérica, pero a la vez más interesante por sus costumbres, taxonomía y
migraciones. Existen dos
fases netarnente diferenciadas en la coloración de
su plumaje. El macho de la fase que consideraremos normal o clara y que es
la más abundante, tiene las partes superiores de color gris pizarra o marrón
negruzco y la cola algo más pálida. En la cara destaca, como en los demás
halcones, el mostacho o bigotera marrón oscuro sobre las mejillas pardo
claro o blanquecinas. La garganta es también de color pardo cremoso, lo
mismo que el pecho, que está más o menos rayado de negro. A menudo la parte
superior de éste tiene rayas muy finas, pero la inferior está tan densamente
rayada longitudinalmente que, en conjunto, las partes inferiores son mucho
más oscuras que las del Halcotán Europeo Falco subbuteo, de tal forma que aun esta fase clara parece, cuando se ve al
pájaro desde lejos, totalmente oscura, excepto las mejillas blancas que no
siempre son visibles. El bajo vientre, los muslos y las plumas debajo del
nacimiento de la cola son de color rojizo o acastañado claro. La fase oscura más escasa
en número, probablemente en proporción de 1:4 (Vaughan 1961) ó 1:5 (Mocci
1973), es muy distintiva con las partes superior e inferior marrón negruzco
más o menos uniforme, salvo en el pecho, que está rayado de marrón más
claro. Unos pocos halcones son totalmente negros y en algunos de entre éstos
sólo se les adivina ligeramente el mostacho o bigotera, mostrando también un
tono rojizo en los muslos y parte inferior del nacimiento de la cola. Los
ojos son marrones muy oscuros y la cera del pico varía entre el blanco y el
amarillo limón en general muy pálido, lo mismo que las patas. Las hembras son similares
en el color, pero de mayor tamaño. En el vuelo, sin embargo, no puede
determinarse bien la distinción entre los sexos, puesto que las diferencias
en las medidas alares no son lo suficientemente grandes como para ser
apreciadas a simple vista. No obstante, de cerca se observa que las hembras
tienen una constitución más fuerte, en especial la cabeza y el pico. Este en
los machos parece desproporcionadamente pequeño para un ave de presa. Los halcones inmaduros se
parecen mucho a los adultos, pero tienen algunas rayas rojizas en las plumas
secundarias y escapulares de las alas y hombros y doce o trece barras
rojizas en la cola. También muchas plumas están bordeadas de un color pardo
claro. Por debajo son como los adultos y aún más densamente listados con la
cola muy rayada de pardo rojizo. También la fase oscura tiene la cola muy
rayada y manchas rojizas por encima, pero no es fácil apreciar estos
detalles a no ser con el pájaro en la mano. Cuando el Halcón de
Eleonora se ve en el campo se aprecia su tamaño intermedio entre el Halcón
Peregrino Falco peregrinus
y el Alcotán Europeo, con
una envergadura similar al macho del primero. Probablemente el detalle más
llamativo cuando se le observa en vuelo sea su cola más larga que en las
demás especies y el cuerpo más fino y delgado que el del Halcón Peregrino.
También tiene las alas más estrechas y más largas que las del Halcotán
Europeo que, es la especie con la que podría confundirse fácilmente. Como es
natural, los halcones de la fase oscura dan la impresión de ser mucho más
estilizados. Esta es una especie de
vuelo extremadamente grácil, muy ágil y rápido, capaz de grandes picados y
tremendas velocidades. Bate las alas de forma regular y profunda cuando
vuela para cazar, pero también efectúa un vuelo lento muy característico con
perezosos batidos de alas, más lentos de lo que uno podría esperar de un
halcón de este tamaño. Se remonta con las alas ligeramente arqueadas hacia
abajo o a veces planas, formando línea con el cuerpo y la cola parcialmente
desplegada o totalmente cerrada. Pasa mucho tiempo planeando despacio con
alas casi rígidas sobre los acantilados donde cría. Los adultos de la fase
clara son muy difíciles de distinguir de los alcotanes, aunque son más
oscuros por debajo y los «pantalones» y el bajo vientre no son tan
notoriamente rojizos como en éstos. Cuando desde un
acantilado se observa un grupo de Halcones de Eleonora, al principio en sus
vuelos recuerdan a los vencejos comunes Apus apus, con rapidísimas
caídas en vertical, seguidas inesperadamente de «inmovilizaciones en el
aire» con la cola desplegada como hacen los cernícalos, continuando después
con su típica forma de vuelo perezosa o flemática, estableciéndose entonces
bien la diferencia con los demás halcones. Antes de comenzar la
época de la cría se agrupan y vuelan lejos, presumiblemente para cazar
insectos en lugares favorables. Se les puede ver a distancias de 100 km. de
la colonia de cría más próxima. Más tarde, cuando en julio comienza la
reproducción, son muy gregarios, sobrevolando en gran número las colonias.
Cuando ya han comenzado la cría se les ve cazar más cerca de la colonia,
pero aun así con frecuencia a distancias de 15 y 20 km. sobre terreno
abierto, monte bajo, orillas de acantilados y el mar. También donde existen
marismas, muestran una gran querencia hacia ellas, en especial en días
calurosos. Aunque pueden ser observados cazando a cualquier hora del día,
son decididamente crepusculares, prefiriendo para ello, durante la estación
de la cría, justamente las horas anteriores a la puesta del sol y nuevamente
al amanecer, horas en las que los pequeños pájaros migrantes pueden ser
sorprendidos en mar abierto. La mayoría de los pájaros e insectos capturados
lo son al vuelo, pero también algunos en el suelo. Como sucede con los
vencejos, especie muy diferente, pero cuyas costumbres gregarias le
recuerdan mucho, al final de la cría, en octubre, se forman grandes
concentraciones de Halcones de Eleonora cerca de los acantilados,
presumiblemente preparándose para iniciar la emigración. Sin embargo, en
otras colonias estudiadas esta concentración no se produce y los halcones
las van abandonando progresivamente sin que un observador pueda apenas
apercibirse. El Halcón de Eleonora
pasa casi todo el día en vuelo. No es raro verlo llevando hacia adelante una
de sus patas, bien para comer algún insecto capturado al vuelo o para peinar
el plumaje de la cabeza. Algunas veces se persiguen y se lanzan como
vencejos a una velocidad vertiginosa. El vuelo comprende varios tipos de
evoluciones (Mocci 1973). El dirigido, cuando al no encontrar corrientes de
aire favorables ascensionales, batiendo fuertemente las alas cogen altura y
velocidad, planeando después como es habitual en ellos. El aprovechamiento
de las corrientes de aire, manteniéndose quietos en un lugar como
suspendidos, con alas extendidas al máximo y la cola en abanico, tal como ya
se dijo en actitud que recordaba mucho al Cernícalo. Y por último el veloz
picado oblicuo con alas junto al cuerpo y cola plegada o el ya definido como
vuelo perezoso con alas anguladas. Más crepuscular que el
Cernícalo Patirrojo Falco vespertinus, uno de los más sorprendentes
espectáculos en un amanecer es contemplar cómo prácticamente todos los
machos de Halcón de Eleonora dejan su colonia de cría dirigiéndose hacia los
lugares donde positivamente van a encontrar alimento y caza abundante. J. M.
Thiollay (1967) ha estudiado bien este comportamiento en las colonias de la
isla de Mallorca. Allí con las primeras luces del alba estos halcones
comienzan a concentrarse frente a los acantilados donde están las colonias
de cría. Probablemente muchos de ellos no han pasado allí la noche, pues la
puesta del sol los ha sorprendido distantes de sus nidos. Cuando los
primeros pájaros migradores que han abandonado las costas de la Península
Ibérica al anochecer, comienzan a arribar a la costa noroeste mallorquina
después de un vuelo de 400 km. sobre el mar, inmediatamente se ven
sorprendidos por los halcones que sobrevolándolos se lanzan en rapidísimos
picados y persecuciones fulgurantes. Aunque el viaje para los pequeños
pájaros ha sido largo, muchos aún tienen fuerzas para esquivar estos ataques
y tratan de ganar la costa para refugiarse entre la vegetación donde saben
que no serán atacados por el Halcón Eleonora. Muchos no pueden alcanzar su
objetivo y son capturados y llevados a los nidos inmediatamente. Los
migrantes tienen pocas oportunidades para pasar desapercibidos porque los
halcones patrullan toda la costa en los lugares que ya ellos conocen como
más favorables y lo hacen casi siempre volando a no mucha altura en grupos o
en parejas. En estimación de Thiollay las dos primeras horas del día son el
momento crucial de la caza. Los días de escasez de migrantes el Halcón de
Eleonora cambia de actitud y caza en el interior, frecuentando las tierras
cultivadas, buscando insectos voladores. Al atardecer muchos se alejan de la
costa y la noche les sorprende sin que hayan regresado a la colonia. Esta
conducta se ha podido comprobar para todos los Halcones de Eleonora en los
diversos lugares donde se reproduce en el Mediterráneo. Vaughan (1961) ha
estudiado muy bien las colonias establecidas en Mogador, hoy Essaquira
(Marruecos). Allí la época de la reproducción coincide en el tiempo en que
los migradores otoñales, igual que sucede en las islas Baleares, viajan
hacia el Sur buscando sus zonas de invernada en Africa. Así los jóvenes
halcones que nacen a partir de la mitad de agosto y vuelan en la última
semana de septiembre y primeros días de octubre, son alimentados por los
adultos casi exclusivamente con los pequeños migrantes. En los exámenes de
restos de presas hallados en las colonias se ha podido comprobar que el 99%
de ellos correspondían a especies migradoras y el resto a residentes.
Normalmente el Halcón de Eleonora mata más pájaros de los que necesita y
forma con ellos auténticas «despensas» cerca de los nidos tan pronto como
nacen sus pollos. Algunos de los pájaros apresados no llegan a ser siquiera
tocados y se pudren allí. Otros son decapitados y parcialmente desplumados.
En general sólo las partes traseras, la cola y las patas, son las que quedan
abandonadas en las «despensas», que suelen estar en una pequeña oquedad de
las rocas o bajo un arbusto que crece en el acantilado. La forma de
colocarlas allí es muy curiosa y siempre están con la cola y patas hacia
afuera y muy geométricamente ordenadas como si de una exposición se tratara.
También se pueden encontrar restos de presas en otros lugares de la colonia
ya no tan bien ordenados como en aquellas «despensas». Esta masiva captura
de pájaros han supuesto para los ornitólogos una considerable ayuda en el
descubrimiento de las rutas de pequeños migrantes que antes no se conocían
con seguridad. El examen de los restos de presas efectuados en Mogador, hoy
Essaquira determinó una sorprendente cantidad de buscarlas pintojas
Locustella naevia con lo que parece quedar aclarado que este pequeño
pájaro realiza su migración otoñal, pasando desde el sudoeste de la
Península Ibérica hasta el noroeste africano y siguiendo la costa oeste de
este Continente. El Halcón de Eleonora es
un pájaro que grita mucho cuando inicia los vuelos de caza al amanecer.
También si un intruso se aproxima a las colonias de cría obligando a los
pájaros a iniciar el vuelo y desalojar los nidos lanzan entonces con fuerza
sus gritos que pueden ser representados por un sonido bastante áspero
¡kiá-kiá-kiá ! Pero esta interpretación es subjetiva y Bernis y Castroviejo
(1966) señalan como grito frecuente escuchado por ellos en las islas
Columbretes un ¡kyaet! ó un ¡kíyet! emitido solitario o en retahíla
espaciada de tres gritos o más. Para Vaughan la voz del Halcón de Eleonora
es muy estridente, un ¡kíí-kíí-ki! ó ¡kieí-kieí-kieí! cargando el acento en
las dos últimas sílabas. También un repetido y simple ¡ki-ki-ki-ki ! seguido
de un más agudo ¡kiií-kiiiií-kiiiií !. Cuando ceban a los pollos en el nido
emiten regularmente un sonido en tono bajo, muy ronco. Puede decirse que se
trata de una especie muy ruidosa que atrae enseguida la atención. La dieta del Halcón de
Eleonora está formada, como ya se ha indicado, fundamentalmente de insectos
voladores y pequeños pájaros. Sin embargo, algunos ornitólogos mencionan
pequeños mamíferos, en especial murciélagos y reptiles, sobre todo lagartos.
Cuando los halcones llegan a sus lugares de reproducción y entre abril y
junio, los insectos predominan en la dieta y lo mismo parece suceder en su
zona de invernada en Madagascar y durante los vuelos migratorios. Pero no
puede estimarse esta alimentación con carácter exclusivo y los pájaros que
viven en zonas próximas a sus colonias son también frecuentes víctimas, en
especial los pichones de Paloma Bravía
Columba livia. Al comenzar la reproducción y ser las
necesidades alimenticias mayores y coincidir la época con la migración
otoñal de las aves del Paleártico, pasan éstas a ser el objetivo principal,
siendo los insectos relegados a un segundo plano y cazados sobre todo los
días que por causas meteorológicas o de otro tipo la migración no es
visible. Las presas oscilan en el tamaño entre el de un Mosquitero
Phylloscopus spp. y el de un Zorzal,
Turdus spp., pero esto no excluye otras mayores. Los vencejos
están entre las presas más comunes. Mocci (1973) en una
colonia establecida en un acantilado marino en la isla de San Pedro al
Sudoeste de Cerdeña determinó: Torcecuello Jynx
torquilla, Vencejo común, Abubilla
Upupa epops, Oropéndola
Oriolus oriolus, Zorzal común
Turdus philomelos, Zorzal alirrojo
Turdus iliacus, Ruiseñor Común
Luscinia megarhynchos y Collalba gris
Oenanthe oenanthe. Todos estos pájaros corresponden a capturas
que los halcones efectúan en el paso otoñal, pero ello no excluye, como ya
se indicó, una gran cantidad de insectos voladores. Las mariposas nocturnas
como la de la Calavera Acherontia atropos, muy grande, casi
como un pequeño pájaro, las libélulas y las hormigas aladas, forman una
parte importante de la dieta estival. Cuando los miembros de la
Sociedad de Historia Natural (Mayo 1972) realizaron en la isla Dragonera
(costa occidental de Mallorca) el primer anillamiento de Halcones de
Eleonora efectuado en España, encontraron allí restos de collalbas,
colirrojos, Torcecuello y Chotacabras Caprimulgus spp. Enumerar las posibles
presas que este halcón puede obtener sería interminable, porque en la
práctica cualquier pequeño o mediano pájaro que se aventura en su territorio
puede ser atacado. Pero refiriéndonos a Iberia no hay que dejar de citar la
experiencia obtenida por Bernis y Castrovíejo en Columbretes. Allí los
fareros de la isla han presenciado muchas veces la caza del Halcón de
Eleonora, y alguna vez su presa es la Codorniz
Común
Coturnix coturnix. Los
ornitólogos citados presenciaron el ataque y persecución de un Paíño común
Hydrobates pelagicus que acaba de ser liberado después de
anillar. En las colonias de cría
del Mediterráneo español los primeros Halcones de Eleonora pueden ya ser
observados en el mes de abril. Castroviejo y Bernis refieren sus estudios
sobre esta especie en las islas Columbretes. Allí ya se ven algunos en
abril, pero parece que la mayoría no se establecen hasta los primeros días
de mayo. Sin embargo Brú en su visita en el año 1885 dice haber destruido
muchos nidos de «halcón» y cogido 10 huevos el 24 de abril, fecha sin duda
muy temprana. «En aquellos lejanos tiempos debía haber muchos más halcones
en las Columbretes a juzgar por este y otros datos de Brú: más de 18 aves
muertas a tiros en Columbrete Grande en pocos días, grandes montones de
plumas en las islas menores (resultado de la depredación) y una estimación
de 25 halcones en Galiano y Horadada y de 5 parejas en Ferrera. Menciona
también Brú haber matado un Halcón de Eleonora que transportaba en las
garras una Tórtola. En la visita efectuada por Bernis y Castroviejo en 1964
no encontraron los ingentes montones de plumas que citaba Brú e incluso en
abril de 1965 no oyeron allí ningún halcón. En otras islas
mediterráneas españolas se realizan observaciones de halcones de Eleonora en
el mes de abril. Así Macworth-Pread dan como primeras observaciones los días
1 y 4, Congreve el día 27 y Blondel y Vieillard el 15. Tato Cuming estima
que la llegada a Mallorca debe producirse hacia finales de abril. Este debe
ser el dato más exacto para la arribada de la especie a nuestras islas
mediterráneas, aunque no pueden descartarse pájaros madrugadores, lo mismo
que habrá buen número de ellos que alcanzan nuestras latitudes muy tarde en
la primavera. Existe un dato de Eisentraut que menciona ya tres Halcones de
Eleonora a mediados de marzo en las Columbretes. Cuyás (1969) observa
durante dos horas desde el mar entre el 1 y 3 de mayo 50 Halcones de
Eleonora en la colonia de la isla Dragonera. Una vez establecidos los
halcones en su territorio, comienzan los vuelos nupciales, pero a diferencia
de otras aves de presa no los efectúan en parejas, sino en ruidosos grupos
que recuerdan mucho las similares evoluciones de los vencejos cuando en los
crepúsculos de mayo y junio se persiguen a gran velocidad unos a otros. Con
frecuencia se detienen repentinamente en el aire, lanzándose en velocísimos
picados sobre el agua. No es infrecuente contemplar cómo la hembra cuando el
macho se le acerca, se vuelve de espaldas y le presenta las garras en una
acción rapidísima, pero sin que ambos lleguen a tocarse. Como la especie es
gregaria, las colonias de cría pueden estar formadas desde cuatro hasta
veinticuatro parejas y a veces más en lugares donde abundan. Los nidos son
una simple oquedad escarbada en el borde de una pared rocosa, procurando
siempre los halcones cierta protección de la misma roca por encima. Más a
menudo depositan los huevos en el interior de cuevas y nunca alejadas del
mar. Los nidos de la colonia no suelen estar muy juntos y por lo menos
existe entre ellos una separación que puede oscilar entre 12 y 15 metros. A
pesar de la sociabilidad de esta especie (Mocci 1973), cada pareja defiende
un pequeño territorio alrededor de su nido y expulsa a los otros individuos
de su especie que se le aproximan. La defensa del territorio es más
manifiesta contra .otras especies, en especial gaviotas argénteas, cuervos,
etc. La ubicación de los nidos tiene mucha importancia a la hora de
contabilizar el éxito de la reproducción. Así, Vaughan establece que los
huevos en nidos situados bien en el interior de una cueva llegan a
eclosionar un 68% contra el 44% en los que están en lugares abiertos y poco
protegidos de los agentes exteriores. La puesta consiste casi
siempre de uno a tres huevos que son dejados en el nido con intervalos de 24
a 48 horas. Un solo huevo en un nido es tan raro como cuatro. La coloración
es variable, pero en general tienen el fondo blanco rosáceo u ocre muy
claro, y están marcados en proporción diferente con puntos marrones o sepia.
Se citan casos de huevos de color blanco. Las medidas de 125 huevos dieron
un promedio de 42,2 X 33,1 mm. La puesta
comienza a partir de mediados de julio de forma ocasional. Más tarde es lo
normal. Luis Pechuán estimó que en Columbrete Grande había en 1972 trece
parejas. Un pollo nació allí el 8 de septiembre y otro el 9, pero ya había
pollos en otros nidos. Si consideramos que el período de incubación es de
28-30 días, se puede con estos datos estimar que la hembra de Halcón de
Eleonora comienza ella sola la incubación y por lo tanto la puesta en los
diez primeros días de agosto como estimación media. Los pollos nacen a
partir de los últimos días de agosto, pero en mayor proporción en
septiembre, no más allá corrientemente del 15 de este mes. Durante los ocho o diez
primeros días la hembra permanece en el nido o cerca de él, conducta en la
que no se diferencia en nada de otras aves de presa. A partir de estas
fechas la hembra se posa en las proximidades y solamente se acerca a los
pollos cuando el macho le trae presas que le entrega directamente y que ella
reparte a los pequeños halcones. Los machos visitan el nido a veces sin
aportar presa alguna y permanecen en él un buen rato como inspeccionando el
crecimiento de los pollos, sin que en ese momento la hembra se acerque. A
partir de los treinta días del nacimiento ya vuelan los jóvenes halcones,
pero lo hacen con dificultad y sólo a los 35 días pueden seguir a los
adultos, aunque es notoria su torpeza. De acuerdo con los
ornitólogos que tienen experiencia con esta especie, los Halcones de
Eleonora no son pájaros fácilmente asustadizos ni agresivos para los seres
humanos. Una persona puede, con las naturales precauciones, acercarse hasta
8 ó 10 metros cuando la hembra incuba sin provocar la huída o el pánico.
Normalmente vuelan circularmente sobre la cabeza del intruso lanzando gritos
de alarma, pero sin atacar ni alejarse. El ornitólogo inglés
Richard Vaughan ha estudiado esta especie de forma exhaustiva, tanto en la
colonia de Mogador, hoy Essaquira (Marruecos) como en algunas de las islas
Baleares y estima que la mayor parte de las colonias están situadas en una
línea, que naciendo en las islas Canarias (Lanzarote), pasa por la costa
noroeste de Marruecos, y se abre en el interior del Mediterráneo, ocupando
numerosos islotes e islas de las Baleares, costa norte de Argelia, Cerdeña,
algunas pequeñas islas italianas y sobre todo en las del Mediterráneo
oriental y Mar Egeo. Según Vaughan, la población mundial de Halcón de
Eleonora alcanzaba en 1961 4.000 individuos así repartidos: Islas de
Lanzarote y Mogador, hoy Essaquira (250 parejas) ; islas Baleares (130) ;
Islas del Mar Egeo y Chipre: (1.000-1.450); Mediterráneo central (Cerdeña,
Argelia, Túnez e islas italianas: 150 parejas). ThioIlay (1967) calculó una
población de 167 parejas para Mallorca. Otras colonias descubiertas con
posterioridad a la estimación realizada por Vaughan en varias islas e
islotes del Mediterráneo occidental, pueden elevar el total de la población
actual a 4.500-5.000 halcones de Eleonora. Sin embargo, ésta sin duda está
subestimada. En Mallorca Thiollay admite una población reproductora entre
150 y 200 parejas que con los no reproductores, alrededor del 20 por 100 de
los adultos como promedio, su número podría alcanzar en la isla muy bien los
400 pájaros. El Halcón de Eleonora cría también en las otras islas e islotes
de las Baleares y no parece exagerado estimar para todo el archipiélago un
total de 300 parejas y, por lo tanto, incluidos reproductores e inmaduros al
menos 700-750 halcones. Pechuán en la Isla
Columbrete Grande y rocas circundantes censo con precisión en septiembre de
1972 trece parejas y pudo estudiar y fotografiar bien un nido anillando
varios pollos crecidos en octubre. Realmente existen
numerosos islotes rocosos en el Mediterráneo español que aún no han sido
suficientemente prospectados. No puede excluirse en ellos una población, si
no bastante para modificar de manera sensible las cifras dadas arriba, sí
importante para esta especie que posee unas áreas de reproducción e
invernada tan reducidas. Las citas de la presencia
de halcones de Eleonora en lugares diversos de la geografía peninsular son
escasas, pero algunas interesantes. En Guipúzcoa (Noval 1967), Aldaz
conservaba un ejemplar capturado en abril de 1915. En su colección, muy
mermada en Zumaya, no estaba este pájaro. Existen numerosas otras citas de
ornitólogos aficionados referidas a la isla de San Antón (Guetaria), al
acantilado de Mendizorrotz (Orio) y al de Igueldo (San Sebastián). No hay
comprobación fidedigna de estas observaciones que coinciden con el hallazgo
a que Aldaz se refiere en la playa de Zarauz. Una piel de un supuesto Halcón
de Eleonora que se conserva en la Colección Larrinua en el Museo de San
Telmo de San Sebastián, como capturado en Azpeitia un 20 de junio y que
examinado detenidamente, parece un Halcotán Europeo o un Halcón Peregrino
joven. Como ya se ha visto, el Halcón de Eleonora es un nidificante muy
tardío y parece imposible que un joven del año estuviera en vuelo a mediados
de junio. Ignacio Orbe, para quien la especie es familiar de la isla de
Ibiza, aseguró haber visto en el acantilado de Mendizorrota un nido de
Halcón de Eleonora y la presencia en él de uno de los adultos. El éxito de la
reproducción ha sido calculado, según los estudios realizados en una
colonia, en el 71 % de todos los huevos y en el 83% de los pollos nacidos,
pero en otras ha sido mucho más bajo. Hasta el 30% de los huevos pueden
estar infértiles en casos extremos. La depredación humana sobre esta especie
es ahora muy escasa. Los nidos son inaccesibles en su mayoría y la costumbre
de anidar en pequeñas cuevas o agujeros en los acantilados de islotes
solitarios, supone una notable protección también de los agentes
atmosféricos. La migración de esta
especie es uno de los hechos más notables descubiertos en la ornitología
mundial. Se sabe en realidad poco sobre ella, pero sí lo suficiente como
para determinar que el Halcón de Eleonora es un gran migrador que efectúa un
largo recorrido antes de alcanzar su cuartel de invernada: Este se ha
situado en la Isla de Madagascar al sudeste de Africa y también en los
pequeños archipiélagos próximos. Los halcones que se reproducen en la isla
de Lanzarote y en la costa atlántica marroquí, deben por lo tanto realizar
un inmenso recorrido que toma dirección Nordeste al principio, para después
recorrer todo el Mediterráneo hasta alcanzar toda la población junto la
Península de Sinaí y por Suez y el Mar Rojo hasta Somalia, entrando en el
Océano Indico y sobrevolando toda la costa oriental africana hasta
Madagascar. El viaje lo efectúan junto con otros halcones y se estima que
muchos pueden pasar desapercibidos en compañía de alcotanes y bandos de otra
especie. Las primeras fechas de llegada a Madagascar están
registradas alrededor del 28 de noviembre de cada año, de manera que los
halcones pueden tardar unas seis semanas en efectuar un recorrido mínimo de
9.000 km. En el mes de marzo ya quedan pocos en Madagascar y su paso por
Somalia hacia el Norte, en un recorrido inverso al efectuado durante el
otoño, está registrado hasta bien entrado mayo. Esta tendencia a viajar
hacia el Este por el Mediterráneo, y viceversa, tiene un cierto parangón con
la misma de otra especie, el Alcaudón Dorsirrojo Lanius collurio que
desde los países de la Europa occidental vuela hasta alcanzar también el
Sinaí. Los anillamientos no han
sido aún muy abundantes, pero unas pocas recuperaciones obtenidas han podido
permitir establecer importantes deducciones. Un halcón anillado en Mogador,
hoy Essaquira fue recuperado en enero en Madagascar y otro anillado como
pollo en la misma colonia marroquí en septiembre, fue capturado en
septiembre del año siguiente en Navacerrada, en la provincia de Avila. A
propósito de esta sorprendente recuperación, Bernis (1966), comenta que
ahora parecen menos inverosímiles las antiguas citas de Lilford (1866) y
Castellarnau relativas a la presencia de Falco eleonorae en la
provincia de Segovia y que siempre se estimaron como confusiones con
Halcotán Europeo. En la revista de la S.E.O
Ardeola Volumen 19 página 13 se comunica el avistamiento de dos halcones de
Eleonora que frecuentan las afueras del pueblo de Los Barrios. Carta de F.G.
Allen del 06/07/1970. Ardeola Volumen 20 página
349 Observación de dos Halcón de Eleonora en el Estrecho de Gibraltar, el
día 4 de Octubre de 1974, Jean-Marc Triollay. |