Gorrión Moruno Passer hispaniolensis En verano, los machos del
Gorrión Moruno, Passer hispaniolensis llaman en seguida la atención
por tener la cabeza y la nuca de vivo color castaño y la garganta y el pecho
negros, color que, en
forma de estrías más o menos marcadas, se extiende a
los flancos. También en la espalda y plumas escapulares el marrón oscuro,
casi negro, les da una apariencia diferente al Gorrión Común: los carrillos
son muy blancos y hay una conspicua banda blanca en las alas formada por el
borde de las plumas cobertoras. El vientre es blanco y la cola oscura. El
pico es negro y fuerte y los tarsos y los pies parduscos. A través de los
ojos tiene una lista negruzca que los hace aparecer como muy oscuros. Las hembras son casi
indistinguibles de las del Gorrión Común: sin embargo, poseen en los flancos
listas oscuras borrosas a veces y, en conjunto, todo el plumaje ofrece mayor
contraste con las partes inferiores claras y las superiores más oscuras. Passer hispaniolensis
hibrida con Passer domesticus, en especial con la subespecie
italiae y en algunos lugares de su área de reproducción ha llegado a
haber un equilibrio entre domesticus,
hispaniolensis y los híbridos. El Gorrión Moruno habita
zonas campestres con preferencia a las urbanas, campo abierto con árboles
dispersos, rastrojeras, cultivos, sotos fluviales, márgenes de caminos y
carreteras, etc. Muy gregario, en la época de reproducción forma colonias
numerosas que pueden contener centenares y acaso millares de parejas. A
partir del mes de agosto y aun antes, los bandos de jóvenes vagan por los
campos e invaden cultivos ocasionando daños. En general, su comportamiento
es como el del Gorrión Común, pero no frecuenta tanto las construcciones
humanas y se mantiene alejado de aldeas y pueblos, aunque no falta en ellos,
pero siempre en mucha menor cantidad que el Gorrión Común. Los dormideros en
árboles y arbustos pueden reunir muchos millares. Su vagabundeo por los
campos no termina con el otoño, sino que persiste durante el invierno, y los
gorriones recorren a menudo distancias muy largas. Las poblaciones fluctúan
mucho de un año a otro y existen zonas en las que algunos años están casi
ausentes durante la cría o las parejas son muy escasas. Muy ruidoso, sus voces
son menos ásperas y resultan más agradables que las del Gorrión Común. Lanza
un insistente ¡¡chop!!, pero también trinos cortos y musicales, más variados
que los demás gorriones. La alimentación es muy
variada, pero hay en ella mucho más cereal, atacando las plantaciones y
devorando cantidades ingentes de semillas. Los bandos vuelan desde bosques y
sotos hasta los campos cultivados y no se contentan con las semillas caídas
en el suelo, sino que atacan las espigas. Los arrozales les atraen
especialmente. En el invierno come muchas especies de semillas silvestres y
durante la primavera también insectos y sus larvas, con las que alimenta a
los pollos en el nido. El celo está presente
entre los grupos desde el mes de febrero con mucha intensidad. Los cortejos
de los machos a las hembras se intensifican a partir de marzo, pero
situaciones parecidas pueden observarse durante todos los meses del año sin
que necesariamente se produzca el emparejamiento. Los primeros nidos quedan
terminados en la segunda semana de abril. En marzo también los hay en
localidades favorables, pero las colonias no están completamente ocupadas
hasta los primeros de mayo. Los nidos, situados en árboles sobre ramas
exteriores, con preferencia en eucalipto debajo o al lado de nidos grandes
de cigüeñas y también de aves de presa como Milano Negro, Milvus nigrans,
son voluminosos y quedan como colgados. En encinas y pinos son muy esféricos
y con agujeros de entrada a un lado. Están formados por tallos secos de
paja, hierba fina bien entrelazada y el interior recubierto con pluma,
plumón y a menudo pelos. No pocas veces las colonias se establecen en
sotobosques que bordean cursos de agua o charcas y lagunejas. Los gorriones
que comienzan la nidificación en marzo realizan fácilmente tres crías en
cada temporada. Una entre marzo y abril, otra a finales de mayo y la tercera
a finales de junio o primeros de julio. Las puestas constan de cinco o seis
huevos normalmente, pero también las hay de cuatro o siete y,
ocasionalmente, de ocho. Se parecen a los del Gorrión Común, pero son más
pálidos en general. La cáscara es blanca y a veces está débilmente teñida de
verde o azulado. Casi todos tienen muchas manchitas, pecas y puntos grises,
violáceos, morados o negruzcos, etc. No pocos tiene las marcas concentradas
en el extremo más ancho y otros casi carecen de ellas. Harrison da un
promedio de medidas de 22,8 x 15,3 mm. La hembra incuba la mayor parte del
tiempo durante once a doce días, y los pollos, al nacer, carecen de plumón y
tienen el interior de la boca rosado con las comisuras amarillo pálido. El
macho los alimenta con mucha intensidad, y también la hembra lo hace, aunque
su dedicación es menor. Los primeros nidos pueden tener cinco pollos, pero
son más corrientes tres o cuatro. Con cinco o seis e incluso siete son más
frecuentes los segundos nidos de la temporada. A los once días pueden salir
del nido pero son todavía incapaces de volar y muchos perecen al caer al
suelo. Habitualmente se salvan los que dejan el nido a los quince días. No
serán, sin embargo, independientes hasta cumplir los veinticinco-veintiocho
días. Passer hispaniolensis
tiene en Iberia un área muy limitada que fundamentalmente está en el Sur y
Sudeste. En Europa, además de Iberia, cría en Cerdeña, Sicilia, quizá en el
sur de Italia y en el sur de los Balcanes. En parte sedentario, está sujeto
a las variaciones ecológicas de la zona donde vive, y los bandos se
desplazan inesperadamente hacia el Sur, de tal modo que en el norte y oeste
de su área típica apenas se ven en el invierno, y en grandes zonas son
raros. Son abundantes las pequeñas colonias establecidas en árboles que
bordean carreteras y rías, y la trashumancia invernal de adultos y jóvenes
es grande. El paso del Estrecho de Gibraltar no es un fenómeno raro. Uno,
anillado en Berkane (Marruecos), fue capturado cerca de Málaga. En España el
anillamiento ha sido escaso. Hasta 1972 solamente 254, que no produjeron
ninguna recuperación lejana. La captura de Málaga, efectuada un 26 de marzo,
hace suponer a Valverde (1955) que parte de la población ibérica de este
gorrión sea estival en nuestra Península y pase el Estrecho para invernar en
Marruecos. Grupos dispersos de gorriones morunos se observan en diversos
lugares del centro y oeste de Iberia durante el invierno. Muchos de ellos
vagando por los campos en compañía de Gorrión Común y de fringílidos. Pero
nunca sus efectivos pueden ser comparados ni de lejos con los que se
observan en Marruecos, donde la especie llega con frecuencia a ser una plaga
para los cultivos. En las Islas Canarias, es corriente verlo en parques y
jardines. |