Gorrión Alpino

Montifringilla nivalis

Pocos datos hay sobre la reproducción en la Península Ibérica del Gorrión Alpino Montifringilla nivalis. Sin embargo, este pájaro de plumaje llamativo, no es escaso en los Pirineos y Cordillera Cantábrica. En aquellos parece tener una densidad menor y en la Cordillera Cantábrica ocupa fundamentalmente riscos y zonas rocosas de los Picos de Europa, frecuentando los llamados Jous, lugares de gran belleza, pero extraordinariamente desolados. Más a occidente llega hasta los lagos de Somiedo. Allí se observa a alturas de 1.600 metros en el mes de junio (Lago Cervériz) y en los riscos que dominan el Lago del Valle (1.568 m.) en mayo, cuando aún hay allí una espesa capa de nieve.

Este pájaro es inconfundible cuando vuela y no existe posibilidad de confusión, tanto por su gran tamaño, alas largas, estrechas y puntiagudas y sobre todo por la ancha banda blanca que las atraviesa y que es muy conspicua al tener el resto del plumaje de las partes superiores de color pardo achocolatado y las primarias de las alas negras. La cola tiene las dos rectrices centrales negras y el resto blancas, terminadas en punta negra, lo que forma un dibujo llamativo que el pájaro muestra bien al volar. La cabeza es gris y la garganta negra con unos puntos blancos en ella que sólo se aprecian con el pájaro en la mano. Las partes inferiores son blanco crema, muy pálidas y el obispillo negro. Este plumaje es adquirido por los adultos después de una muda completa en el otoño. Tiene pico fuerte cónico, que cambia de color con las estaciones: en primavera es gris pizarra y sólo la base de la mandíbula inferior es amarilla; en invierno todo él es amarillo, con el extremo ligeramente oscuro. Las patas y los pies son negros. La hembra y los jóvenes tienen el plumaje más apagado y el color blanco no contrasta tanto en ellos. Los jóvenes poseen también el pico amarillo.

Sus actitudes son características y si se le ve posado en un alto risco o, muy a menudo, en un tejado de un refugio de alta montaña, pronto llama la atención la costumbre de estar muy erguido y como alarmado, sacudiendo la cola nerviosamente. Normalmente vive durante la primavera cerca de las altas cimas, estando las parejas diseminadas aquí y allí y siendo difíciles de observar cuando los pájaros están posados mimetizándose muy bien contra los roquedos. Construyen el nido en una grieta, cueva o agujero de un paredón vertical a gran altura. Los que se ven en el Naranjo de Bulnes (Picos de Europa) vuelan a tanta altura y se refugian en los riscos cerca de la cima que conociendo su altura (2.519 metros) y no menos de 500 metros desde su base, vistos desde el refugio de Urriello nadie podría decir qué especies vuelan allá arriba. La frecuente coloración rojiza por óxidos de hierro de las rocas, asociados con calcita, magnesio y sílice y el amarillo rosáceo de algunos Llambriales (lajas de piedra caliza), forman un conjunto sobre el que es muy difícil precisar el plumaje de un minúsculo pájaro en aquellas alturas. Sobre los nidos y reproducción de esta especie, se va a seguir brevemente lo escrito por Meiklejohn (1930) que observó en Suiza 15 nidos bajo las tejas de edificios de montaña y las notas de Jourdain y Tucker (1940). El nido es una estructura bastante voluminosa que a menudo ocupa completamente la cavidad donde está situado. Lo forman hierba seca, musgo, hojas y está forrado de plumas y pelos. Su construcción comienza normalmente en mayo, no antes de la segunda decena (en los Alpes incluso a finales de abril), pero conociendo los Picos de Europa probablemente pocas veces antes de junio. La puesta normal es de 4-5 huevos y rara vez 6. Su color es blanco puro, dato sorprendente en los ploceidos, y la cáscara ligeramente brillante. Jourdain y Rey midieron 62 huevos y obtuvieron un promedio de 23,42 x 16,96 mm. con un máximo de 25,5 x 18,1 mm. y un mínimo de 21,5 x 15,3 mm. Jourdain se refiere a una segunda puesta posible, pero Meiklejohn falló en descubrir cualquier señal de otra puesta en las dos estaciones de cría durante las que mantuvo a este pájaro en continuo estudio. El notó sin lugar a dudas, que en cuanto los pollos estaban completamente emplumados toda la familia abandonaba el lugar. La hembra incubaba alternando cortos períodos con el macho durante 18 días aproximadamente. Ambos adultos los alimentan con insectos que es también su dieta casi en todos los meses del año. La captura de coleópteros, lepidópteros y ortápteros es combinada con la recogida de semillas de plantas alpinas, con las que también parecen alimentar a los pollos.

Si se tiene la suerte de poder ver de cerca a uno de estos pájaros durante un buen rato, observaremos cuán expresivo es en sus gestos y cómo se parece a un Gorrión Común en sonidos y actitudes. Su canto es una repetición monótona de dos o tres notas que podrían expresarse como ¡¡sítichá-sítichá-sítichá!! y que el pájaro puede emitir lo mismo cuando está posado en una roca que en vuelo de manifestación de celo, con alas desplegadas y cola abierta en abanico. Cuando vuela en bandos en el otoño e invierno emite un continuo y penetrante ¡¡tuik!! o mejor ¡¡tsuiik!!

Los Picos de Europa parecen ahora concentrar la mayor parte de la población española, aunque no falta en el Pirineo donde han fallado los intentos de los ornitólogos para descubrirlo anidando. Sin embargo, hay varias observaciones invernales. Una de ellas en Maranges (Gerona) por Castroviejo a 1.900 metros en diciembre de 1965. En Asturias en el Puerto de Tarna (Asturias-León) en mayo de 1965, visto por Castroviejo. Allí cría en una roca que domina las cabañas de pastores sobre la fuente del río Nalón. Bernis (1969) recopila datos dispersos por la bibliografía, la mayoría de aves invernantes (Guadarrama, Mallorca, Barcelona, Guipúzcoa, etc.) Añade observaciones propias de Peña Ubiña (Cordillera Cantábrica, Asturias-León) en mayo, de una pareja y en el macizo de Peñavieja el 3 de agosto de 1968 cuando un adulto cebaba pollos volanderos a 1.800 metros de altitud.

Montifringilla nivalis es especie muy gregaría a partir de agosto. Muchos pueden descender de nivel y algunos alejarse de su zona montañosa como lo prueban algunas capturas invernales cerca de las costas (Maluquer, 1963), Nadal para Mallorca (1961), Castelldefels (Palaus, 1963), etc. Para conocer el volumen de la población que anida en la Cordillera Cantábrica y concretamente en los Macizos central y oriental de los Picos de Europa, se recoge aquí lo que Jesús Elósegui escribió asombrado en 1969 después de realizar el trayecto desde Aliva (Santander) hasta la base del Naranjo de Bulnes (Asturias) los días 15, 16 y 17 de agosto. «Montifringilla nivalis: Dos ejemplares cerca de la cumbre de Peña Vieja (2.613) y un bando de más de 50 en una zona cercana, pero más baja 2.000 metros)». Castroviejo (1969) vio un ejemplar solitario en diciembre de 1965 en los Montes de Ancares (Lugo-León). Esta es la observación más occidental hasta ahora, pero fuera de la época de cría. Las citas en Sierra Nevada dadas por Irby, para quien este pájaro era muy común a alturas de 1.000 a 2.000 metros formando pequeños bandos, nunca han podido ser confirmadas por los muchos ornitólogos que posteriormente visitaron aquel lugar.

En estos últimos años Montifringilla nivalis es pájaro no escaso criando en el Macizo central de los Picos de Europa y está disperso por el resto de la Cordillera Cantábrica hacia occidente donde son muchas las parejas que anidan y a pesar de las dificultades de observación de aquellos enormes farallones, un naturalista paciente puede contemplar varias veces este llamativo pájaro.

En Navarra (Purroy, 1974) se conoce una localidad de cría descubierta por Iribarren en el pico de Orhy que parece ser el lugar más occidental de los Pirineos donde se reproduce este pájaro. Aves erráticas pueden verse a finales del verano en las proximidades del collado de Lhurs. Para Purroy, la trashumancia invernal parece efectuarse con preferencia hacia el Pirineo oriental, abundando las bandadas en las estaciones de esqui francesas, fronterizas con Cataluña. Son rarísimas las observaciones en la alta montaña navarra desde noviembre a mayo.En el Pirineo aragones es bastante frecuente, presentando variaciones locales, siendo más abundante en la zona de alta montaña caliza.