Ganga Ibérica Pterocles alchata La Ganga Ibérica Pterocles alchata es un vistoso
pájaro con una coloración general bastante clara. Los machos en plumaje
nupcial tienen las partes superiores de color pardo grisáceo, muy
marcadamente moteadas de amarillo limón. Lo más llamativo de este plumaje es
la variación en los colores de las partes inferiores y su diseño. En la
garganta hay una mancha negra moteada de blanco, el píleo es gris, la cara
anaranjada o amarillenta y el pecho está cruzado por una ancha banda castaño
vivo. Las partes inferiores son blancas e incluso las plumas de los tarsos.
En el dorso se ven muy bien las cobertoras alares también de color castaño. Las hembras tienen un
patrón de plumaje bastante diferente. Por encima están rayadas con amarillo
y negro y moteado gris azulado y las plumas cobertoras alares son blancas.
La garganta es blanca, lo mismo que el vientre y parte del pecho. Un collar
negro, bastante ancho en algunas gangas, se extiende hacia arriba por detrás
de los ojos. Bajo él hay una estrecha franja beige claro y sucesivamente una
línea estrecha negra, una ancha faja castaño claro y otra fina línea negra
que limita por encima el pecho y el vientre blancos. El obispillo de ambos
sexos está profusamente rayado lo mismo que la cola que tiene unas rectrices
centrales muy largas y afiladas. En el invierno los machos se parecen más a
las hembras y el dorso de las alas y la espalda están moteados de
amarillento oliváceo. En vuelo ambos sexos resultan inconfundibles, tanto
por su silueta como por la coloración de la parte inferior de las alas
blancas bordeadas y punteadas de negro. La Ganga Ibérica vive en
un hábitat variado, superponiendo sus territorios con los de la Ganga Ortega
Pterocles orientalis. Especie típicamente esteparia en la Península
Ibérica, no falta en campos rasos y limpios de vegetación, zonas
semidesérticas, lugares pedregosos y bordes de tierras cultivadas. En el sur
de Iberia prefiere zonas marismeñas y terrenos de barro seco y plantas
xerófitas diseminadas aquí y allí. También lugares arenosos próximos a
charcas y marismas. Cuando vuelan emiten un
grito sonoro en tono alto que se ha escrito como ¡¡catar-catar!! o
¡¡gagag-gagag!! En tierra son generalmente silenciosas, incluso cuando se
reúnen en bandos. La casi totalidad de la
dieta alimenticia está formada por materia vegetal, comiendo sobre todo
semillas, hierbas, plantas silvestres, granos de cereales. Ocasionalmente
también picotea hojas y brotes verdes. En los países africanos y en los
desiertos arábigos se las ve picoteando semillas en los excrementos de los
camellos. Meinertzhagen (1964), comenta la gran cantidad de piedrecillas y
arena que ingieren, que indudablemente les ayuda en la digestión. A veces
hasta un tercio del peso del contenido de su estómago. Aunque es una especie que
está perfectamente adaptada a la sequía que reina normalmente en su
territorio, el agua no debe faltar y bebe regularmente a diario y en horas
determinadas. Precisamente esta necesidad de agua es lo que origina una
curiosa conducta, lo mismo por parte de las gangas adultas que de las
jóvenes y los pollos. Regularmente beben por lo menos una vez al día y con
tiempos extremadamente calurosos más. En general se congregan en los
abrevaderos a poco de salir el sol, de una a tres horas después; también
suelen beber por la tarde, una o dos horas antes de ponerse el sol, en
especial en pleno verano. Por la mañana casi todos los bandos están formados
por hembras que van hacia el agua y comen y beben antes de relevar a los
machos que han estado incubando durante la noche. El segundo turno de
«bebedores» está integrado casi completamente por machos que inmediatamente
después regresan al área de sus nidos para comer (Ferguson-Lees, 1969).
Sigue un período de inactividad en las horas más calurosas del día y a
continuación los machos comen antes de relevar a las hembras en la
incubación. Estas, habiendo pasado casi diez horas, las de más calor, en el
nido, nuevamente vuelan hacia los abrevaderos antes de volver a la vecindad
de sus nidos donde pasarán la noche. La mayor parte de las gangas cuando
vuelan hacia los bebederos van lanzando su típica e inconfundible voz, lo
que contribuye a que se concentren gran cantidad de ellas. En zonas de alta
densidad los bandos pueden ser de centenares de aves y en lugares
desérticos, caso que raramente se produce en Iberia, las concentraciones
alcanzan a varios millares de gangas. Meinertzhagen, (1960), observó que
estos pájaros son muy rutinarios y experimentan una gran confusión si el
lugar habitual donde abrevan experimenta algún cambio o es desecado. La
llegada de gangas a los abrevaderos se produce desde todas las direcciones y
a menudo algunas recorren distancias que pueden llegar fácilmente a 50 km.
en zonas desérticas. Los pájaros son rápidos y viajan a una velocidad no
inferior a 60-65 km. por hora (Maclean, 1968). La vuelta de los abrevaderos
la hacen aún con más rapidez y casi siempre silenciosos. Se cree, por tanto,
que esta costumbre de llamar mientras vuela hacia el agua, acredita a este
pájaro como eminentemente social. La forma en que algunas especies de gangas
beben, sorbiendo el agua como las palomas, fue una de las causas que se
tuvieron en cuenta a la hora de clasificarlas como pertenecientes al orden
de las columbiformes, Sin embargo, ahora se ha comprobado que al menos
cuatro especies de gangas, incluida la Ganga Ibérica, beben tomando un
pequeño sorbo y después levantando la cabeza para tragarlo de la misma
manera que hacen la mayoría de los pájaros (Maclean, 1966 y Ferguson-Lees,
1969). Es curioso que a pesar de la gran sed que parecen tener las gangas
cuando se dirigen a los bebederos, no permanecen allí más de medio minuto y
muy a menudo sólo 5-10 segundos. La cantidad normal de bebida tomada por la
mañana puede alcanzar a un 15 por ciento del peso del cuerpo (Maclean,
1968). Para Meinertzhagen y Cade, las gangas son muy vulnerables a los
depredadores mientras beben. A causa de ello se muestran muy recelosas antes
de posarse en el abrevadero, volando en círculos y vigilando antes de llegar
al agua, el proceso completo, desde luego, es muy precipitado por el temor
que continuamente sienten los pájaros a verse sorprendidos. Siguiendo a Ferguson-Lees
y a otros ornitólogos que han podido estudiar esta especie tanto en pleno
campo como en cautividad, más notable de la conducta de las gangas al acudir
al agua la constituye el método seguido para dar de beber después a los
pollos en el nido. Cincuenta y una parejas estudiadas en cautividad por
MeadeWaldo permitieron a éste describir cómo los machos de las ortegas y
gangas frotaban contra el suelo sus pechos hasta que las plumas quedaban
completamente cruzadas, entrando luego en el agua y mojándolas bien para
volver inmediatamente con las hembras y los pollos, que sólo unas horas
antes habían nacido y abandonado ya el nido. Estos corrían hacia el macho y
sorbían el agua haciendo pasar las plumas del pecho y vientre de aquel a
través de sus picos. La apariencia era que los pollos «mamaban» del pecho de
los adultos. Durante casi 70 años muchos fueron los ornitólogos y
naturalistas que observaban esta extraña conducta de los machos mojando sus
plumas en el agua, pero todos dudaban que en estado silvestre los pájaros
tuvieran el mismo comportamiento que en cautividad. Ferguson-Lees comenta
que aún hace pocos años los franceses Etchécopar y Hüe (1957) escribieron:
«esta teoría pertenece al dominio de la fantasía». Incluso Meinertzhagen
(1964) quien conocía bien a estas especies, estimó que «eso no podía ser
así». En 1960-61, sin embargo, Marchant (1961, 1962) pudo observar bien cómo
los machos de Ganga Ibérica regresaban, «volando con dificultad» y nada más
aterrizar eran cercados por las jóvenes gangas que colocándose debajo
introducían el pico en su plumaje como si de una camada de cachorros se
tratase. Esta situación se mantenía durante uno a tres minutos en las cuatro
polladas observadas. Por lo menos en dos casos los pollos estaban ya
crecidos y emplumados y eran capaces de volar. Esta misma conducta fue bien
comprobada por Cade y Maclean (1967) para otra especie de ganga que habita
en el desierto de Kalahari (Africa del Sudoeste). Incluso examinando las
plumas del pechó con minuciosidad pudieron comprobar que su estructura es
especial, estando ligeramente curvadas y siendo desacostumbradamente largas.
Además, una serie de características físicas que sería muy prolijo explicar
aquí, permiten un gran almacenamiento de agua. Un macho de Ganga puede
almacenar y transportar hasta 25-40 mililitros de agua en las plumas del
vientre y pecho y suministrar a sus pollos o jóvenes no menos de 10-18
mililitros o gramos, después de efectuar un recorrido de 30 km. en las
primeras horas de la mañana, cuando la evaporación es mínima por conservar
el aire todavía un buen grado de humedad. Las hembras poseen muchas menos
plumas capaces de almacenar agua, pero en ocasiones también pueden
transportarla, sobre todo cuando el macho ha sido herido o ha muerto. Fuera de la época de la
reproducción, las gangas son vistas vagando por campo abierto en bandos
numerosos, que a distancia muchas personas confunden con vulgares palomas.
Los densos grupos están formados por gangas adultas y jóvenes que en el
verano buscan los lugares donde puedan abrevar y allí son tradicionalmente
cazadas por el método de la espera. Los bandos comienzan a disgregarse en
los últimos días de marzo y ya en abril se ven muchas parejas establecidas y
solitarias. Sin embargo, es frecuente que varias parejas críen cerca unas de
otras. Todavía en mayo se ven pequeños bandos, de forma que la disgregación
continúa durante todo este mes. El comienzo del celo se retrasa muy a menudo
en primaveras lluviosas. Los machos no comienzan entonces las
características persecuciones de las hembras con la cabeza baja y la cola
levantada y parcialmente desplegada en abanico que duran hasta bien entrado
el mes de mayo. Sin embargo, puestas tempranas pueden ser encontradas en la
segunda mitad de abril. La Ganga Ibérica no
construye nido, sino que se limita a depositar los huevos en un pequeño
hueco natural en el suelo e incluso se citan en los desiertos africanos
puestas efectuadas en las huellas dejadas por las pezuñas de los camellos.
Muy a menudo en Iberia las gangas hacen el hueco que será su nido al lado de
una pequeña mata o arbusto, pero también en zonas bien expuestas al sol.
Esta depresión excavada en la arena o la tierra no suele medir más de 10-15 cm. de diámetro y de 1 a 4 cm. de profundidad, careciendo
totalmente de cualquier material que la forre en su interior a no ser alguno
que ocasionalmente haya sido introducido allí por el viento. La puesta
normal consiste en 3 huevos, aunque se citan ocasionalmente algunas de 2
huevos. Marchant (1963) encontró en 24 puestas 23 con 3 huevos. Su color
varía desde el blanco grisáceo o pardo claro al rosado con manchas pardas
más oscuras, marrones o rojizas y otras muy ligeras grises. Hüe y Etchécopar
(1957) dieron como medidas máximas y mínimas para 30 huevos 50 x 31 mm. y 42
x 29,5 mm. Los huevos son puestos con intervalos de 24 horas (según
Meade-Waldo), pero períodos mayores hasta 48 horas pueden existir. A partir
de la puesta del último huevo la hembra comienza la incubación haciéndolo
sólo durante el día, mientras el macho permanece cerca y la releva al
anochecer después de ir al bebedero, como ya hemos visto. Guichard (1961)
observó en Francia que las hembras comenzaban la incubación con la puesta
del primer huevo mientras los machos permanecían a distancias no superiores
a 100 metros. Se ha calculado (Marchant) que el macho incuba durante 14
horas y la hembra solamente 10 horas. Ambos tienen placas incubatrices y la
hembra que lo hace exclusivamente de día en zonas desérticas y con altísimas
temperaturas, debe tener buen cuidado de no abandonar el nido para evitar
que los huevos queden cocidos por el sol. Bannerman estima con Sushkin que
el desarrollo del embrión puede ser favorecido por el sol. Ferguson-Lees
cree que puede haber diferencias de acuerdo con la latitud y la temperatura
en cuyo caso la raza europea de Ganga (Guichard, 1961) se distinguiría de
las de otras zonas asiáticas y africanas. De este modo estaría justificado
el plumaje tan mimético que los machos poseen en la primavera, incluso
incubando ellos también por el día. A los 19-20 días (Marchant) nacen los
pollos, en general todos a la vez o con intervalos de 48 horas o más,
dependiente, lógicamente, del comienzo y desarrollo de la puesta. Son muy
miméticos con el plumaje de color pardo amarillento o beige y algunas rayas
negras por encima. En cuanto están secos, a las 12-24 horas, dejan el nido y
siguen a los adultos, escondiéndose entre los arbustos, comiendo solos y
picoteando por el suelo. A las 3 semanas están ya casi totalmente emplumados
y realizan cortos vuelos. Cuando se independizan, forman bandos que buscan
con los padres los lugares apropiados para beber. En estos días su plumaje
es beige amarillento con pequeñas marcas onduladas en las partes superiores
y en el pecho; el vientre es blanco con barras negras, alcanzando en pocos
meses el plumaje de adultos. La raza de Ganga que
habita gran parte de la Península Ibérica, junto con una minúscula población
que vive en La Crau (Sudeste de Francia) se ha determinado como Pterocles alchata alchata. Las demás poblaciones repartidas
por el noroeste de Africa, Asia Menor y estepas rusas al oriente del Mar
Caspio se asimilan a la subespecie alchata caudacutus. La población ibérica
parece ser sedentaria aunque probablemente sujeta a trashumancias de otoño e
invierno y sólo ocasionalmente alejándose de sus zonas habituales de cría.
Falta en el tercio Norte y su presencia allí durante el invierno puede
considerarse como excepcional. Es numerosa en la parte más meridional de la
Meseta y abundante en Andalucía y Levante-Sur. Local en Navarra y en casi
toda la cuenca del Ebro. El mismo status corresponde al río Duero. |