Elanio Común

Elanus caeruleus

El Elanio Común Elanus caeruleus, tiene el tamaño aproximado de un Cernícalo Vulgar Falco tinnunculus, pero con aspecto más rechoncho y el plumaje muy claro. La cabeza es casi blanca, la espalda y alas son gris pálido y los hombros negros muy conspicuos, lo mismo cuando el pájaro está posado que al volar. La cola tiene las plumas centrales grises y el resto de las rectrices es de color blanco. Las primarias y secundarias de las alas son gris azulado por encima con las puntas negras y también casi negras por debajo, siendo muy visibles al volar. Los carrillos, la garganta y el vientre son blancos, pero el pecho tiene un ligero tinte grisáceo. Los ojos son de color rojo oscuro y alrededor de ellos hay una mancha negra. El pico es corto, muy ganchudo, rebasando bastante la mandíbula superior a la inferior y de color negro con la cera amarilla. También son amarillas las patas.

El plumaje de los inmaduros es algo diferente y menos llamativo, con el pecho y los lados del cuello de color pardo acastañado y marrón con tintes rojizos la parte superior de la cabeza. En conjunto el plumaje parece de lejos pardo grisáceo y es bastante más oscuro que el de los adultos, aunque las partes inferiores son blancuzcas y los hombros no son tan oscuros y están matizados de blanco. Hasta los seis meses los ojos son de color marrón oscuro y a partir de esa edad ya tienen el color rojo como los de los adultos, a pesar de que el plumaje no se parece a éstos hasta cumplir el año.

Cuando el Elanio es observado en vuelo se notan en seguida sus largas y apuntadas alas con la cola también bastante larga y en la que se aprecia una ligera escotadura. Se cierne a menudo como un Cernícalo y vuela con lentitud a veces y otras lo hace rápidamente, llevando entonces las alas muy anguladas. Su silueta y el color del plumaje, lo mismo que sus actitudes son inconfundibles aun visto a distancia, pero con frecuencia se confunden con una paloma por el color. Cuando se posa lo hace muy a menudo sobre el tope de un poste o en un alambre del tendido eléctrico, al extremo de la guía de un pino o en otro lugar prominente. Es fácil observarlo durante todas las horas del día pero parece preferir las del crepúsculo para cazar. En días lluviosos o nublados se le ve a cualquier hora. En realidad es un típico pájaro de lugares abiertos con árboles esparcidos aquí y allí, habitando también bordes de bosques. Igualmente se le observa en zonas áridas con arbustos diseminados. Cuando caza lo hace de forma que recuerda a un Cernícalo. Si se le puede ver de cerca se nota en seguida cuando está posado que sus alas recogidas sobresalen por detrás de la cola. Su vuelo es bastante bajo sobre el suelo, no elevándose mucho más de 50 metros ni descendiendo en sus correrías más de 6 ó 7 metros. Al tratar de obtener una presa vuela con lentitud, batiendo pausadamente las alas y permaneciendo poco tiempo en el aire. Al posarse en el extremo de un árbol o un poste se le ve mover la cola con frecuencia arriba y abajo de forma que recuerda mucho a un Alcaudón.

Aunque se le tiene por un pájaro bastante silencioso, más bien se debe esta fama a que su voz es débil. Emite frecuentemente una serie variada de sonidos sibilantes. El ornitólogo inglés M. D. England, que es quien tuvo hasta ahora ocasión más propicia para observar dos nidos de Elanio en Portugal, recogió una serie de datos inéditos sobre la conducta y voces de esta rara especie. Así, describe cinco sonidos diferentes emitidos por el Elanio durante la incubación. Para él la llamada más frecuentemente usada y que en apariencia emitían ambos sexos, pudiera ser representada aquí como «¡¡grii-aah !!», sonido áspero, pero no muy alto, que recuerda en tono menor a la voz habitual del Aguila Pescadora. De los demás sonidos captados y descritos por England destaca el que ambos, macho y hembra, emitían en forma que recordaba al silbido melodioso de un limícolo « liíii-uit... pliiuit!!». También otros más ocasionalmente oídos y que se parecían mucho al débil maullido de un gato.

Esta especie es considerada como sedentaria, aunque está bien claro que a partir de los meses otoñales realiza movimientos de dispersión al norte de su área geográfica de reproducción y que luego veremos al referirnos a su status en la Península Ibérica.

El Elanio Común se alimenta de pequeños roedores que captura entre la hierba o las piedras. También atrapa pájaros que andan o anidan por el suelo, como alondras, cogujadas y bisbitas. Cuando cazan una presa, los elanios descienden lentamente con las alas ligeramente levantadas hasta que a pocos metros del suelo las pliegan hacia arriba, cayendo a plomo y repentinamente sobre su presa, método de caza que recuerda en cierto modo al usado por el Cernícalo.

Las parejas comienzan la construcción de sus nidos en los últimos días del mes de abril y consiste éste en una estructura ligera de ramas finas. Su tamaño también es pequeño, no superando un diámetro de 30 cm. y una profundidad de 7-8 cm. Está situado normalmente en un árbol o arbusto denso, generalmente de Alcornoque o Encina y a una altura variable entre un metro y medio y veinte metros, pero casi siempre sólo entre 2 y 4 metros del suelo. Ambos sexos construyen este nido cogiendo ramas secas de los árboles próximos y transportándolas con el pico. La hembra entrelaza las pequeñas ramas y añade hierba verde en su interior. La puesta oscila entre 3 y 5 huevos, pero más a menudo 3 ó 4, en los primeros días de mayo, aunque se insiste en Portugal que fechas anteriores son más frecuentes y que deben ser dejados en el nido con intervalos de 2 a 3 días. Se parecen mucho a los de Cernícalo y su color es pardo crema con manchas y dibujos marrones o violáceos, formando un conjunto muy oscuro en el extremo más ancho. Según L. Brown y D. Amadon, las medidas correspondientes a 100 huevos de Elanio fueron 39,4x30,86 mm. (Europa). Aunque se había pensado que solamente la hembra incubaba y que el macho únicamente lo hacía en forma ocasional, England pudo comprobar que ambos, macho y hembra, incubaban los mismos períodos, siendo el macho reacio a abandonar el nido y dejar el sitio a la hembra cuando ésta regresaba. El período de incubación dura de 25 a 28 días . y los pollos nacen con intervalos de 2 a 4 días, por lo que existe bastante diferencia entre el primero y el último de la misma nidada. A los 21 días de nacer ya los jóvenes están totalmente emplumados, volando a los 30-35 días. Los primeros días el macho provee casi todas las presas para la alimentación de la familia, siendo cebados los pollos solamente por la hembra, pero ésta pronto comienza también a buscar alimento y entonces el macho se muestra mucho más indolente.

Se ha comprobado una gran frecuencia de casos de huevos infértiles. Aunque los análisis realizados sobre ellos descubrieron la presencia de productos básicos no asimilables de insecticidas, sin embargo, no se cree que ésta sea la causa de la infertilidad, sino más bien la presencia de pájaros aún inmaduros en la formación de las parejas.

Una vez abandonado el nido la familia vaga por las cercanías y no se dispersa hasta pasados bastantes días, aunque ya los adultos en este tiempo no ceban a los jóvenes.

La distribución del Elanio Común en Europa se consideró siempre limitada a unas pocas parejas que anidaban en la mitad sur de Portugal y aun así la información que se poseía estaba basada en el descubrimiento de escasos nidos con huevos y en la captura de muy pocos ejemplares jóvenes. Concretamente la mayoría de las capturas fueron obtenidas en la provincia de Ribatejo, entre las cuencas del río Tajo y el Sado. Pero también son muy numerosas las observaciones por todo el país que alcanzan en algún caso hasta la frontera norte con España. Con estos datos se estimó que la población portuguesa era escasa y propensa a nidificaciones irregulares, no descartándose la llegada anualmente de elanios procedentes del vecino Marruecos y que reforzarían la población Peninsular. Desde que estas conclusiones fueron elaboradas, las observaciones de este pájaro, se han multiplicado en España hasta el extremo de pensar  que la especie sigue ampliando ya no su área de avistamiento, si no la de reproducción, criando en casi toda la mitas oeste de la península y siendo avistado en bastantes zonas al este del centro peninsular.

A continuación se inserta un artículo de la revista ARDEOLA del año75 en lo que fue uno de las primeras observaciones de nido de esta ave en España.

 

 

ELANIO COMÚN

Elanus caeruleus

Nota del Comité Editorial.-Como consecuencia del aumento notable del número de ornitólogos que prospectan la península, dedicando atención preferente a las Rapaces, se ha producido un considerable acúmulo de observaciones sobre el Elanio Común, que aportan nuevos conocimientos sobre su biología y distribución. Para evitar la repetición innecesaria de citas bibliográficas y mapas parciales, este comité ha elaborado un mapa general donde se reflejan todas las observaciones conocidas hasta la fecha en España, amén de una recopilación de la bibliografía sobre Elanus caeruleus en nuestro país.

Desconocemos si este incremento de la cifra de Elanios apercibidos tiene una base artificial, como puede ser la investigación más intensa del hábitat que frecuentan, o responde a un auge cuantitativo de la especie, quizá relacionado con la protección legal que las Rapaces reciben. No parece arriesgado pensar que una especie tan vulnerable como el Elanio, que anida en árboles canijos de acceso facilísimo, frecuentemente al lado de cortijos y alquerías, fuese hace unos años el ave de presa castigada por excelencia, bien expoliando los nidos o tiroteando los ejemplares volanderos, aunque, si esta hipótesis reflejara la situación anterior cabría haber encontrado más Elanios naturalizados en las provincias que habita. ¿Habrá existido un aflujo de colonizadores, procedentes de las poblaciones norteafricanas o portuguesas?

Sean cuales sean los factores involucrados, hay que recordar una realidad: El Elanio Común continúa siendo un ave muy escasa, cuya fragilidad es manifiesta. Ante este panorama, rogaremos a cualquier persona que localice un nuevo nido extreme las medidas de precaución, prefiriendo como naturalistas el que no se perturbe la reproducción. Basta comprobar el fracaso de las puestas investigadas, que se refleja en las siguientes notas breves, para comprender que la protección de la especie tiene prioridad absoluta. debiendo relegarse a segundo plano las actividades ornitológicas que puedan originar --aunque el riesgo sea mínimo- la deserción del nido.

Otra amenaza gravita sobre el Elanio. La deforestación de 20.000 hectáreas de encinar y alcornocal adehesado entre los valles del Tajo y Tiétar, región privilegiada para la especie. Deseamos que una decisión de tal calibre no se tome sin contar con un profundo estudio ecológico, tras discusión pública sobre su utilidad y consecuencias.

 

Observaciones en 1975 en un par de nidos extremeños de Elanio Común.- Cracias a nuestros amigos A. Silva y A. Ferrero, hemos visitado, en 1975. una finca donde se había descubierto un nido. Se trata de una localidad de la región centro-occidental, siendo el biotopo frecuentado una llanura ondulada, rodeada de montañas, a 400 mts. de altitud. Abundan los prados y cultivos, con bosquetes diseminados (Quercus robur, Quercus ilex y pyrenaica) y arbolado en galería que bordea los corsos de agua (Alnus Fraxinus ).

El nido se hallaba en una encina aislada, a 4 mts. del suelo, ocupando la parte alta de la copa, pero no totalmente en la cúspide. Quedaba bastante abrigado por el ramaje circundante. Descripción: 38 cm de diámetro y 25 cm de altura, construido de ramitas y cuenco forrado de hierba seca. Durante el período de observación no hubo aportes ni de ramaje verde, ni de ramas con, hojas secas.

En el momento que un agricultor lo encontró, contenía 3 pollos pequeños; al visitarlo nosotros, por primera vez (1 de junio, 1975), sólo quedaba uno, de buen tamaño. Totalmente emplumado, mantenía algo de plumón sobre las cobertores alares y estando poco crecidas las remiges y rectrices. El plumaje es pardo grisáceo, con la mancha negra de la mitad interna del ala ya patente y el borde de ataque blanco. Las plumas del dorso y cobertoras alares poseen bordes gris blanquecino. La cara inferior varía del pardo rojizo (pecho) al blanco (vientre y calzones); la cabeza es pardo rojiza, pardo oscuro el iris, y amarilla la cera y patas.

Según nuestra experiencia con rapaces de talla equivalente, calculamos a este joven una edad de 4 semanas. Suponiendo una incubación de 25 a 28 días, la puesta debió suceder en los primeros días de abril.

Desconocemos por qué desaparecieron sus dos hermanos; fuese cual fuese la causa responsable, el pollo superviviente recibía abundante alimento, con lo que, a pesar de su extraordinaria voracidad, se nos hace difícil pensar que la falta de comida sea la causante de la desaparición. Sin embargo, conviene comentar que la agresividad del joven frente al adulto con cebo era muy fuerte, de manera que la posibilidad de una dominancia total del primogénito, llevando a los otros dos hacia un debilitamiento progresivo con desenlace fatal, no puede descartarse.

En esta etapa de crecimiento del pollo, los padres ya no ocupaban el nido, consumiendo casi todo el tiempo posados en las ramas altas de algunos robles, a 120 mts. de distancia del mismo. Hecho curioso: abandonaban este posadero diurno tras la caza vespertina, dirigiéndose a pernoctar a un bosquecillo de encinas distante 400 mts. Con las primeras luces del alba, se les veía regresar al posadero más cercano.

Nos llamó la atención la conducta sigilosa de las aves. Casi todas las rapaces diurnas, al divisar la primera visita de gente al nido, reaccionan con una serie de vuelos de alarma, griterío y -a veces- un simulacro de ataque, ejecutados por la pareja; la discreción aumenta, progresivamente, a medida que se suceden las molestias, aunque la hembra suele continuar realizando sus vuelos ruidosos.

El Elanio, cuando advierte la presencia humana cerca del nido, huye rápido a ras de suelo, sin ningún grito de alarma, mientras aprovecha la cobertura arbórea para disimularse; en un instante, las aves se esfuman. El retorno acontece largo tiempo después de la partida del intruso.

Si a esto sumamos sus hábitos de caza crepusculares y la situación escondida de su pequeño nido, comprenderemos lo difícil que resulta descubrir la cría de la especie.

Para evitar interferencias a estos pájaros de comportamiento tan imprevisible, adoptamos extremas medidas de precaución. Otro árbol solitario, a 15 mts. del nido, sirvió para camuflar el «hide»; las estancias en el mismo fueron las más largas que pudimos soportar: entrar de noche, mantenerse dentro 48 horas seguidas cambiando de observador cada dos noches, cámaras insonorizadas. etc. El carácter penoso de observaciones tan dilatadas, a temperaturas superiores a 40º C bajo la lona, encontró pronto recompensa al otear el comportamiento natural de estas aves misteriosas. Vimos a la pareja persiguiéndose a ras de de suelo en un vuelo veloz de batidos espasmódicos, que se interrumpían para dar paso a deslizamientos de planeo con las alas mantenidas en V muy cerrada (mucho más que en Circus pygargus, el aguilucho de V más notoria). Sus persecuciones amorosas los llevaron a contornear tres veces seguidas la encina del nido, pasando cada vez entre éste y nuestro escondite. Contemplamos el 4 y 8 de junio sendas cópulas, que ocurrieron en el posadero diurno, al que la hembra acudía a apostarse invitando al macho con un grito nasal, largo y de timbre agudo -«piééé»- repetido varias veces.

Esto deja suponer la posibilidad de una segunda puesta, al hallarse el pollo próximo a volarse, hecho constatado en Elanus caeruleus leucurus de América, y supuesto en E. c. caeruleus en Asia y Africa.

Aunque hemos observado al Elanio cazando al crepúsculo, en condiciones lumínicas muy pobres, nos parece que se tiende a generalizar en demasía este rasgo de su conducta. Como muestra, he aquí los momentos en que se llevaron presas al pollo:

 

2/VI/1975: 8,10 h ; 12,15 h. ; 19,00 h. ; 21,30 h. (crepúsculo).

3/VI/1975: 7.50 h ; 12.02 h. ; 18,10 h. ; 20,45 h. (todavía de día).

4/VI/1975: 9,45 h ; 11,30 h. ; 18,20 h. ; 19,30 h.

5/VI/1975: 8,45 h. ; 9:50 h. ; 19,10 h. ; 21,20 h. (crepúsculo).

 

Nos asombró el tamaño de las presas, sin ver llevar ningún insecto (comportamiento análogo al del Alcotán, que, cuando tiene crías, reemplaza los insectos por presas más consistentes, como las Golondrinas). Las aves constituían las presas más frecuentes: 11 aves, 4 roedores, 1 rana (Rana sp.).

Se identificaron los siguientes pájaros: 1 Codorniz (Coturnix coturnix), 2 Mirlos (Turdus merula), 1 Estornino Negro (Sturnus unicolor) y 4 Trigueros (Emberiza calandra).

Llamaba la atención las facultades de absorción del joven, provisto de pico muy ancho y escotado; que se tragaba pedazos impresionantes. El despiece de la presa se hace con un vigor y rapidez asombrosos; de toda esta conducta resulta una imagen netamente diferente de la que se refleja habitualmente en la literatura: la de una rapaz ágil y sorprendentemente potente para su tamaño, con notable desarrollo de las garras.

Así como England ha constatado la incubación compartida por ?y ? , nosotros apercibimos a los dos adultos participando en la ceba del pollo. Una pequeña protuberancia sobre la mandíbula superior nos permitía identificar al macho, siendo la participación de la hembra ligeramente superior a la de su compañero (3/2).

En este estadio de desarrollo crecido del pollo, las tareas de los sexos apenas se diferencian. El ? no trajo nunca presas a la hembra ; al contrario, salían juntos de caza y el que volvía con una víctima, iba a dársela al joven. Aunque éste sabía perfectamente despedazar sólo, los adultos intentaban realizar este trabajo en vez suya, salvo cuando el pollo lograba apoderarse de la presa, a la que protegía celosamente con las alas entreabiertas, mostrando gran agresividad hacia su progenitor, que se quedaba perplejo.

La predominancia de las aves (69 por 100) en este régimen, en el que los roedores constituyen no obstante un porcentaje no desdeñable (25 por 100), difiere de las constataciones de Garzón (1973), que, tras analizar cuatro estómagos, encuentra un mínimo de 7 roedores contra 1 ave, lo mismo que las observaciones de Pérez Chiscano (1974), indicando un consumo dominante de roedores.

Esta diferente alimentación en el nido estudiado, quizás se deba a las características del biotopo, cubierto de herbazal alto que haga relativamente difícil la captura de roedores en relación con los abundantes pájaros.

 

Métodos de caza : El Elanio no caza cerca del nido; sobrevuela la llanura a escasa altura con su vuelo de aletazos entrecortados, que interrumpe con frecuentes deslizamientos veloces, como un aguilucho. Sin embargo, este vuelo da impresión de mucha mayor velocidad y agilidad que el de los Circus. A menudo el ave se cierne, inmovilizándose en el aire tras elevarse, mientras mantiene cuerpo y cola muy en vertical, con la cabeza inclinada; esta actitud observante se prolonga en rápidos deslizamientos, con alas en cerrada V, hasta las cercanías del suelo. Otras veces, reemplaza el cernirse en vuelo por largas observaciones en el arranque de una rama. La pareja gusta de cazar unida; ¿desarrollará una técnica de caza en común como las parejas de Aguilas Imperiales y Reales?

 

Segundo nido : durante los recorridos por la finca, el azar quiso que encontrásemos un segundo nido el 9/V/1975. Se encontraba a 1.400 mts. al Norte del primero, en el mismo biotopo, pero en la cumbre de un roble, a 15 mts. por encima del suelo. Su tamaño era ligeramente superior al primero, también poco visible, por quedar rodeado del cinturón de follaje de la copa. Como el hallazgo ocurrió la víspera de irnos, no examinamos el contenido del nido que, al estar continuamente con un adulto, debía poseer huevos o pollos pequeños.

 

Defensa del territorio: en los contornos del par de nidos de Elanio, e incluso entre éstos, se ubicaban los nidos de una pareja de Alcotanes y de otra de Ratoneros; el Aguila Calzada cazaba diariamente sobre el llano. Nunca observamos comportamiento agresivo hacia estas especies.

Al no ejercer los adultos una vigilancia cercana al nido, se permitían los Estorninos Negros, Cogujadas Comunes, Trigueros y Abejarucos la utilización de las ramas superiores del árbol, encima del nido, como posadero. Sus cortas estancias, a escasas decenas de centímetros del nido no provocaron reacción del Elanio, ni siquiera posándose un grupo.

 

Invernada : el guarda de la finca nos dice que veía a los Elanios en invierno.

 

A g r a d e c i m i e n t o s : queremos dar las gracias especialmente a nuestros amigos A. Silva y A. Ferrero por la oportunidad que nos ofrecieron. También nuestra gratitud hacia J. Garzón, buen conocedor del Elanio, y que ha puesto mucho de su parte para que el trabajo prosperase. No querríamos terminar sin felicitar al equipo de ornitólogos de campo que, bajo la inspiración de F. Bernis, ha consagrado tantas horas a la búsqueda del fugitivo Elanio.

 

               W. Suetens

               P. Van Groenendael