Colirrojo Tizón Phoenicurus ochruros La combinación de rojizo y
negro en el plumaje del macho de Colirrojo Tizón Phoenicurus ochruros
lo identifican inmediatamente cuando su agradable e insistente canto nos
obliga a dirigir la mirada
hacia el tejado de una casa en cualquier pueblo o
ciudad del norte Ibérico. Aquí es realmente abundante, pero no falta en
otros muchos lugares de la Península y parece ser especie en franca
expansión. En plumaje primaveral, los machos adultos tienen fa cabeza, nuca,
plumas escapulares y cobertoras alares de color gris pizarra, que se
extiende por la espalda y que de lejos parece completamente negro. El
obispillo y las rectrices de la cola, excepto la pareja central, son de
color rojizo. Las alas son pardo negruzcas y las plumas secundarias tienen
bordes blancos de forma que, cuando el Colirrojo está posado, muestra
claramente unas manchas blancas, a menudo difusas, en los costados que
varían mucho de unos pájaros a otros y también con la época del año. La
frente, lados de la cabeza, garganta, cuello y pecho son negros; los flancos
tienen un matiz grisáceo y en muchos hay un tinte parduzco; el centro del
vientre es blanco grisáceo y las plumas infracobertoras de la cola son
anaranjadas. Estos caracteres solamente se aprecian en detalle teniendo el
pájaro en la mano. Normalmente y a la distancia que se puede observar,
solamente se aprecia su coloración negra, la cola rojiza con centro marrón
negruzco que agita constantemente y el tono blanquecino variable de las
plegadas alas. Las hembras adultas
tienen las partes superiores, desde la cabeza a la espalda, de color pardo
grisáceo con el obispillo en su parte inferior y la cola rojizos, pero algo
más apagado que en los machos, aunque no siempre, y se ven hembras con tono
rojo en la cola más brillante que el de algunos machos. La pareja central de
rectrices es de color pardo, más clara que en los machos. Las partes
inferiores son grises manchadas de pardo y el vientre es blancuzco; las
infracobertoras de la cola tienen un matiz anaranjado pálido. El macho tiene el pico,
los tarsos y los pies de color negro; el iris es pardo negruzco. Las hembras
poseen estos miembros de color pardo. En los primeros días del verano, antes
de la muda y también en plena primavera, el desgaste del plumaje hace
parecer a éste como mucho más oscuro. Los bordes claros de muchas plumas
desaparecen. De este modo el color blanco difuso que se aprecia en las alas
resulta muy variable en intensidad y extensión de unos a otros colirrojos. El Colirrojo Tizón es
pájaro de acantilados marinos, roquedos, playas rocosas y cortados de
montaña a todos los niveles. Así se observa en los Pirineos y en la
Cordillera Cantábrica, donde parece ser la especie más abundante, estando
presente en todos los sitios. También y desde hace muchos años, es habitual
en el interior de pueblos y ciudades e incluso en construcciones viejas de
piedra, castillos y torreones, murallas y ruinas aisladas en el campo, en el
interior de las ciudades o en cerros. Los grandes edificios de piedra,
iglesias sobre todo, le atraen especialmente. Tejados, terrazas, torres y
grandes chimeneas de fabricas, así como canteras abandonadas. En el otoño a
partir de octubre y durante el invierno no es raro observarlo, especialmente
a las hembras, en huertos de frutales y cultivos próximos a las ciudades y
pueblos, en jardines, viñedos, pastos con rocas dispersas, playas, dunas,
diques, malecones de puertos marítimos y por supuesto en su hábitat de
primavera, subiendo y bajando por los acantilados y las lastras al pie de
faros y vertederos costeros. Con actitudes típicas de
Colirrojo, se posa siempre al descubierto en postura erguida y vigilante,
moviendo la cola continuamente de forma imperceptible pero rápida y si está
alarmado más notoriamente. Con grandes ojos mira casi siempre hacia el
suelo, donde se posa a menudo para capturar un insecto o alguna otra cosa
que no apreciamos. Corre saltando por el suelo o sobre un muro o alero con
rapidez tal que recuerda más a una Lavandera, pero también se mueve a cortos
saltos. Su posadero favorito son las rocas, las repisas y los muros de
piedra. Menos veces en postes y alambres del tendido eléctrico. Puede
permanecer varios minutos inmóvil sobre una almena o el borde de un tejado o
tenaza, en una antena de la TV o en un pararrayos desde donde canta
continuamente sin que muchas personas acierten a descubrir este pequeño
pájaro que se confunde fácilmente con el color del posadero. En el otoño si
se posa en las ramas de los árboles lo hace a muy baja altura. Es realmente
entonces un pájaro terrestre. Vuela bien y rápidamente, con potencia,
persiguiendo insectos voladores. Se cierne y aletea al lado de una pared
vertical donde recoge alguna larva. Canta muy agradablemente
con un gorjeo rápido y musical terminado en un trinar metálico que Tucker
(1940) compara al sonido producido al golpear unas con otras pequeñas bolas
metálicas. Se encuentra una gran variación individual en el canto de este
pájaro y también según la estación en que lo emite, de forma que es difícil
dar siquiera una somera idea de él. Se escucha en todos los meses del año y
en días soleados de invierno con tanta fuerza e intensidad como en el mes de
mayo. Algunas veces es rico y lleno de musicalidad. Quizá el observador se
siente impresionado cuando lo escucha en el centro de una ciudad o en una instalación industrial. Cada
estrofa no sobrepasa los 3-4 segundos y con mucha frecuencia el pájaro puede
estar cantando una hora seguida desde un mismo posadero. Su canto nos suena
como lejano y tímido. Al principio parece pobre en notas, pero si se tiene
la suerte de escucharlo de cerca, hay en él una gran riqueza melódica que
sorprende también por la variedad de las notas emitidas. La
nota habitual de llamada es un breve y lastimero ¡¡tchip!! o ¡¡tsib!!, más
corto y de menos alcance que el similar del Colirrojo Real. Muy a menudo une
esta corta llamada con notas de alarma ¡¡teck-teck!! La dieta alimenticia es insectívora en su mayor parte, especialmente de pequeños coleópteros, dípteros, himenópteros y lepidópteros y sus larvas. Los comunes ciempiés y milpiés son una de las presas más corrientemente vistas cuando acuden a cebar a los pollos. No puede ofrecer duda que los colirrojos que se ven picoteando en la arena junto a la orilla en las playas comen una buena cantidad de minúsculos crustáceos. A partir de las últimas semanas del verano y en otoño e invierno se ven comer bayas y frutos silvestres. Come con preferencia en el suelo entre la tierra removida. En acantilados revolotea al borde de repisas, pero baja al pie de ellos para capturar las presas. En terrazas y tejados frecuenta las zonas soleadas donde abundan los dípteros. El
celo y sus manifestaciones son muy notorios en este pájaro. El Colirrojo
Tizón canta mucho y la intensidad de su voz y la frecuencia va en aumento
conforme la primavera avanza. MacWilliam (1948) considera que el Colirrojo
Tizón es una especie que ha desarrollado todavía muy poco el sentido
territorial. Puntualiza que el número de machos solitarios cantando que cada
primavera son observados puede ser debido a cierta clara desigualdad en el
número de machos y hembras, pero esta situación pudiera también ser
explicada, opina MacWilliam, por la dificultad existente para que macho y
hembra se encuentren en una nueva área. Esta teoría parece fantástica a la
luz de los conocimientos de que disponemos los ornitólogos españoles, sobre
todo en el norte de Iberia donde este pájaro es tan abundante. Pero no lo
sería tanto considerando una escasa y dispersa población de colirrojos. Como
sucede en las Islas Británicas. Es interesante a este respecto traer aquí un
brevísimo resumen de los trabajos de Fitter (1976). En 1967 se comprobó allí
la reproducción de 19 parejas solamente; seis más no se pudo demostrar que
hubiesen criado y 7 machos cantaron incesantemente sin que ninguna hembra
llegara a su territorio. El aumento fue progresivo con altibajos hasta 1973.
En este año, 63 parejas criaron en todo el país británico; cinco más no se
pudo comprobar si se reprodujeron y 22 machos no fueron capaces de atraer a
su territorio a ninguna hembra. Para el lector no avezado a estos trabajos
ornitológicos de los ingleses, puede parecer extraño e increíble con cuánta
minuciosidad se llevan en aquellas islas estas cifras y recuentos. Sobre
todo si consideramos que toda la población británica de colirrojos tizones
no supera la que hay, por ejemplo, en Guipúzcoa en el corto trecho costero
que va desde la villa de Zumaya hasta la de Zarauz (10 Km) o en un solo
pueblo asturiano como Ribadesella. Lo que es indudable y resulta fácil de
observar es que Phoenicurus ochruros es especie en expansión en toda
Europa.
Lógicamente a Iberia también afecta este aumento en la densidad de
colirrojos. Bannerman (1954) ya estimaba hace más de 20 años que este pájaro
se expandía hacia el norte y oeste del Continente y que en las Islas
Británicas puede llegar a haber una considerable población sedentaria. Por
el momento la mayor concentración se produce allí en los grandes edificios
de las instalaciones industriales y en más de una docena de centrales
térmicas (incluidas las termonucleares) hay parejas de Phoenicurus
reproduciéndose en la primavera. Una situación similar se produce en el
norte de España. Los nidos suelen estar
situados muy a menudo en el interior de edificios, en desvanes o entre las
vigas de grandes almacenes, en aleros bajo las tejas, en grietas de muros,
agujeros de paredes, huecos, repisas en cortados rocosos y acantilados,
casetas de viejas y abandonadas instalaciones de extracción de piedra,
interior de minas, vagonetas abandonadas, cobertizos, etc. En el interior de
lámparas de iglesias, en campanas fuera de uso, en la maquinaria de un viejo
reloj de torre y en el trasaltar de una Iglesia. Es curiosa esta preferencia
por lugares sagrados. Elósegui encontró en mayo de 1966 un nido con cinco
pollos en el soporte de la imagen de San Martín, dentro de la capilla de
Igaratza en la Sierra de Aralar. El nido es realmente somero y lo construye
la hembra sola. Está formado por una base de hierba seca y hojas secas de
geranios en las ciudades y musgo en acantilados y rocas. Normalmente domina
la hierba seca y el interior está recubierto de pelos, borra de polvo y
plumas. Los descubiertos en agujeros de árboles, pocos, tenían mucho musgo y
plumas. También se encuentra algo de lana incluso en los que se descubren en
los tejados. La mayor parte de los nidos están terminados antes del 20 de
abril y la primera puesta empieza pocos días más tarde. Ocasionalmente se
ven algunas a primeros de abril y no hay pocas en la última semana de marzo
si el tiempo es bueno y soleado. Guardan una gran fidelidad al lugar donde
anidan y la misma, u otra pareja, vuelven a él cada año invariablemente e
incluso allí realizan dos crías, aunque no en el mismo nido. La puesta
normal es de 4-6 huevos. Muy a menudo 5. El color de los huevos es blanco
brillante y pocas veces los hay punteados. El promedio de 100 colectados por
Jourdain y Rey da 19,44x 14,37 mm. con un máximo de 20,6 x 16,4 mm. y un
mínimo de 17,2 x 13,3 mm. D`Almeida en 18 recogidos en el norte de Portugal
obtuvo un promedio de 20,4 x 14,9 mm, con extremos de 19,3 a 21,4 x 14,2 a
15,2 mm.La incubación es efectuada sólo por la hembra durante 13 días
(Harrison, 12-16 días; Jourdain, 12-13 días; Verheyen, 13 días). Los pollos
son alimentados por ambos adultos con insectos y orugas. Al nacer tienen
plumón en la cabeza y la espalda bastante largo y abundante de color gris
oscuro. El interior de la boca es amarillo brillante y no hay puntos oscuros
en la lengua. Permanecen en el nido durante un período muy variable entre 12
días si son molestados y 18-20 si llueve y los padres ceban a intervalos muy
largos. Niethammer da un período de 12-17 días, dejando el nido sin estar
completamente emplumados. Dos crías en la temporada son normales. Alguna vez
he comprobado tres. Los jóvenes son incapaces de volar bien antes de haber
cumplido 32-35 días. El
Colirrojo Tizón tiene una amplia
distribución desde el noroeste de Africa hasta Mongolia a través de Iberia,
Francia, sur de Inglaterra, sur de Escandinavia (local y escaso), Europa
continental y mediterránea y por el sur de Rusia hasta Asia Menor y Central.
En la Península Ibérica abunda en el Norte a todos los niveles, desde
acantilados marinos y playas hasta las más altas cotas de las cordilleras
Cantábrica y Pirenaica. En el centro es local en pueblos, ciudades, roquedos
aislados y ruinas. Más numeroso en montañas, sobre todo en la mitad
meridional y Levante. No se reproduce en Baleares. La población nativa
ibérica es sedentaria y probablemente sujeta a trashumancia invernal que
afectaría sobre todo a los jóvenes. A la vez recibimos una gran cantidad de
colirrojos extrapirenaicos que vienen a invernar en nuestros campos y costas
y que producen una alta densidad desde octubre a marzo fácilmente apreciable
por el observador. Consecuencia de ella son las capturas que anualmente se
producen de anillados. El movimiento de migrantes en toda Europa es acusado
y aunque parece ser sólo parcial en el centro del Continente, no existe duda
de que los colirrojos del Báltico y norte de Alemania se mueven hacia el Sur
en número considerable (Bannerman, 1954). Pájaros anillados en el último
país se han recuperado en puntos tan distantes como Córdoba, Málaga,
Sevilla, Mallorca, Melilla y Argelia, la mayoría de octubre a diciembre. En
la práctica ha habido capturas de anillados en diversos países de Europa en
todas las regiones españolas y en Portugal. Enumerarlas sería superar las
posibilidades de este breve trabajo. El paso otoñal es, por consiguiente,
notorio en la mayor parte de Iberia. No así el primaveral. Los colirrojos
abandonan sus cuarteles de invierno a partir de febrero. Muchos que habían
descendido de las montañas y regresan a ellas, enmascaran un poco la
migración al no hacerlo antes de abril. Las parejas nativas quedan solas en
marzo. La invernada en el norte
de Africa es también muy notoria y las poblaciones locales, sobre todo las
costeras del Atlántico, se incrementan mucho, no sólo con colirrojos
europeos, sino con los que descienden de las montañas del sur de Marruecos.
Algunos atraviesan el Sahara Occidental hacia el Sur y las observaciones son
cada año más frecuentes en zonas tan meridionales como Atar (Mauritania).
Las poblaciones de Europa Oriental invernan en el Sudán y Etiopía. En Portugal, Talt
considera que su distribución es muy amplia desde Norte a Sur y desde la
costa hasta las montañas interiores. Siguiendo la línea de expansión que
antes comentaba, ha colonizado las islas Berlengas (frente a la costa de
Cabo Carvoeiro) que es ahora su límite más occidental en Europa. |