Calandria Común

Melanocorypha calandra

La Calandria Común Melanocorypha calandra, es la más corpulenta de la familia. El macho en plumaje nupcial tiene las partes superiores pardo grisáceas rayadas de negruzco; observado en la mano se pueden apreciar bien los bordes blanquecinos de las plumas de la espalda, sobre todo después de la completa muda en el otoño. A pesar de ello este pájaro parece muy oscuro, casi negro en vuelo, lo mismo visto por encima que por debajo. El mentón y la garganta son blancos como el bajo pecho y el vientre. La parte superior del pecho está listada de pardo y es de color ocráceo claro. Con alas desplegadas se notan muy bien los puntos blancos de las primarias y secundarias, que contrastan mucho con el color generalmente negruzco del pájaro. A los lados de la base del cuello tiene una mancha negra alargada, muy visible de cerca, pero no apreciable a la distancia a que normalmente permite que nos acerquemos sin volar. La cola corta es pardo negruzca y las dos rectrices exteriores de cada lado tienen gran parte de su superficie blanca. El pico es cónico y la mandíbula superior muy oscura por encima; la inferior es amarilla; las patas son pardo amarillentas y los ojos pardos.

Las hembras tienen pocas diferencias en el plumaje a no ser las manchas negras de los lados del cuello que son algo más pequeñas. En el invierno estas manchas en ambos sexos son menos notorias. Por desgaste del plumaje las calandrias llegan a ser muy oscuras y de lejos parecen negras al volar.

La Calandria vive en terrenos áridos y pedregosos, en estepas, cultivos, zonas desérticas arenosas y con escasa vegetación, praderas con hierba rala, etc. Allí es fácilmente observada, sobre todo a partir de marzo cuando los machos cantan muy fuerte de forma que recuerdan mucho a la Alondra Común. Desde el suelo o de un posadero bajo levantan el vuelo, mostrando sus alas oscuras, largas y puntiagudas y la cola proporcionalmente muy corta para el gran tamaño de este pájaro, que muestra las rectrices centrales muy oscuras, casi negras, en contraste con las exteriores blancas. El vuelo es boyante y difiere bastante del de la Alondra Común. Cuando está alarmada adopta momentáneamente una curiosa postura, poniéndose en cuclillas en vez de salir volando inmediatamente. Al elevarse, comienza a cantar y alcanza gran altura hasta casi perderse de vista, cerniéndose pico al viento y girando durante varios minutos sobre su territorio, descendiendo paulatinamente hasta que al estar a 80-100 metros del suelo se lanza en picado hacia él. Su canto es más sonoro quizá que el de la Alondra Común. Aunque la Calandria tiene notas más aflautadas, intercala con demasiada frecuencia otras raspantes que estropean la melodía que uno podía esperar de tan potente y agradable voz. El ornitólogo alemán Hartert escribía a este respecto: «La Calandria Común es un maravilloso cantor; su voz es más alta y aflautada que la de la Alondra Común, pero resulta interrumpida constantemente por notas raspantes, careciendo de la calidad alborozada de aquella; se dice de ella que imita muy bien el canto de otros pájaros; evidentemente es así, pero no todas las calandrias lo hacen».

La alimentación está basada sobre todo en materia vegetal. Durante el otoño e invierno come gran cantidad de semillas de gramineas y cereales, pequeños brotes tiernos de plantas, hierba y sobre todo busca las semillas del cáñamo. A partir de abril devora innumerables insectos, arácnidos y pequeños moluscos y lombrices de tierra.

Anida en el suelo, casi siempre al abrigo de una planta o pequeña mata y más rara vez en campo abierto sin defensa. También aprovecha cualquier depresión en el terreno con preferencia en campos de cereales. La hembra realiza la construcción de una somera estructura de hierba seca y tallos o paja, forrado el interior con hierba más fina. A partir de la mitad de abril casi todas las calandrias del sur y centro de Iberia han comenzado las puestas, algunas ya a primeros de mes. Normalmente éstas consisten en 5 huevos y a menudo también 4. Puestas superiores de 6 y 7 huevos son más raras y las observadas por algunos ornitólogos de 3 huevos ligeramente incubados, probablemente estaban aún incompletas. El color es ligeramente verdoso, pero en cuanto llevan incubados unos días son casi blancos o blanco sucio muy manchados y punteados de pardo ocráceo o gris. Para 100 huevos obtenidos en España, Jourdain y Rey dieron un promedio de medidas de 24,2 x 17,8 mm. con un máximo de 27,1 x 18,9 mm. y uno muy pequeño de 23 x 16 mm. La hembra incuba durante 12-14 días y los pollos son muy vivaces, saliendo del nido a los 11-12 días, pero no volando antes de cumplir los 20 días cuando ya están completamente emplumados. Antes de la muda en el otoño, sus partes superiores son más amarillentas y las manchas negras de la base del cuello menos visibles, estando las plumas que las forman bordeadas de blanco.

La Calandria Común es especie típicamente mediterránea que, sin embargo, falta en las islas Baleares. Abunda en Andalucía y en toda la España cerealista, pero los nidos están muy separados unos de otros y las calandrias se ven muy diseminadas en época de reproducción. Localmente es numerosa. En Portugal alcanza una densidad baja y parece más abundante en la provincia norteña de Tras os Montes. En el resto de Europa es escasa y en disminución en el sudeste de Francia, Cerdeña, mitad sur de Italia, Balcanes y por el Este hasta el sur del Cáucaso. Da la impresión que también en España disminuye. En la zona Norte y en Galicia no anida, pero no era rara su presencia en el otoño hace años. Ahora, apenas se ve o se captura algún ejemplar. No es improbable que los crecientes tratamientos con plaguicidas hayan contribuido a envenenar muchas calandrias en los campos españoles, donde llegó a ser una especie muy abundante. Los bandos que se forman todos los años a partir de los últimos días de agosto, incluyendo en ellos pájaros jóvenes nacidos en el año y los adultos, vagan por rastrojeras y campos de cultivó hasta el final del invierno. Su gorjeo nasal que se podría expresar como ¡¡klitrr!! se escucha por todas partes donde haya sido recogida una cosecha de cebada o trigo.