Buscarla Unicolor

Locustella luscinioides

 

El plumaje de la Buscarla Unicolor Locustella luscinioides no tiene ninguna característica especial que podamos distinguir a simple vista, el dorso es de color pardo terroso desde la cabeza hasta la cola. Examinando el pájaro en la mano se puede apreciar que su cabeza es ligeramente más oscura y el obispillo más pálido, sin el tinte rojizo que se puede apreciar en el dorso. El mentón y la garganta son blancos, muy notorios cuando el pájaro canta, y el resto de las partes inferiores blancuzcas, con un tinte pardusco más intenso en los flancos y bajo el nacimiento de la cola. El pico es relativamente largo y delgado, pardo oscuro por encima más pálido debajo con bordes amarillentos hasta las comisuras. Las patas son pardo-oliváceas. El iris es siena tostada. En la cabeza se les aprecia más a unos individuos que a otros una ligera raya superciliar más corta. El pájaro muestra la apariencia de un Carricero Común, pero es más grande, de apariencia más fuerte y menos grácil. Sus alas son cortas y redondeadas y la cola, también redondeada está bien graduada con las rectrices centrales más largas. No existe distinción en la coloración del plumaje de los dos sexos, pero viéndolos juntos en el nido parece apreciarse un ligero menor tamaño en la hembra. Los jóvenes antes de la muda son más rojizos.

Poco se conoce realmente de esta especie que resulta ser cada día más escasa y únicamente mantiene una regular densidad en las grandes marismas españolas del Sur y Levante. No es empresa fácil describir el largo trino, emitido en tono bajo y que a veces parece que lo hace como si el pájaro cantara bajo el agua, no se parece realmente al más agudo y penetrante de la Buscarla Pintoja más que en su monotonía y en la forma en que lo emite. Desde lo alto de un arbusto y siempre o casi siempre al descubierto, mueve la cabeza a derecha e izquierda como oteando las cercanías, con el pico abierto y haciendo este «gorgorito» ¡trrr... rrr...! persistente que tiene un alcance no superior a 100 metros. Se ha tratado con frecuencia de comparar la duración de este largo trino con el similar de la Buscarla Pintoja, Locustella naevia. La Buscarla Unicolor, Locustella luscinioides canta en períodos más cortos en función de que es un pájaro más inquieto que Locustella naevia. Pero esto no quiere decir que no pueda emitir su voz por períodos hasta de 3 minutos seguidos. Lo normal es, sin embargo, que cante sólo estrofas cuya duración es de 10 a 15 segundos, se interrumpa y reanude el canto por períodos variables después de permanecer unos segundos con la mirada fija. La forma curiosa de girar la cabeza a derecha e izquierda al cantar y el efecto ventrílocuo que se produce son de lo más chocante para un pájaro y con frecuencia la mayoría de las personas que escuchan este sonido lo atribuyen a un insecto. Canta con preferencia al amanecer y en migración incluso antes de despuntar el alba. En plena época de reproducción y cuando estaba cantando se ha visto llegar al arbusto de al lado a la hembra que intentaba posarse junto al macho y emitía también el típico canto, pero por períodos que nunca superaron los 3 segundos.

Se alimenta de insectos y sus larvas que captura por entre los carrizos, normalmente casi al nivel del agua. Presumiblemente las larvas de las libélulas que reposan en plantas al borde de aguas someras deben ser frecuentes víctimas de este escurridizo pájaro.

Como su hábitat típico son marismas y pantanos con abundancia de carrizos y vegetación palustre, allí también se encuentran los nidos no rara vez juntos los de varias parejas y bien ocultos entre vegetación muerta. Su forma es poco estilizada y más bien resulta una acumulación de hojillas secas que forman como un nido diminuto de Gallineta Común. Son difíciles de encontrar porque con frecuencia están en zona de fango donde el observador no puede entrar. También sobre agua somera y tan cerca de ella que su base está húmeda. Las puestas comienzan en los últimos días de abril, pero más a menudo en la primera decena de mayo y consisten en 5 huevos casi invariablemente, aunque puestas de 3, 4 y 6 huevos también se han encontrado frecuentemente. Su color es blanco cremosos muy manchados de puntos y rayitas marrones o rojizas e incluso grises y violáceas que a veces se acumulan en uno de los extremos. Jourdain para 100 huevos medidos da un promedio de 19,68 x 14,5 mm. con un máximo de 21,5 x 15 mm. y un mínimo de 17,5 x 13,6 mm. Verheyen en 26 huevos medidos en Bélgica obtuvo una media de 17,7 x 13,4 mm. Y Niethammer en Alemania para 42 huevos, encontró un promedio de 17 x 13,2 mm. La hembra incuba ella sola durante 12 días (Iberia) desde la puesta del último huevo. Verheyen da 12-14 días. Normalmente hay dos puestas cada temporada, la segunda en el mes de julio. Los pollos al nacer tienen un ligero plumón rojizo en la cabeza y alas. Ambos adultos colaboran en la alimentación cebando a los pollos con insectos y gusanos. A los 12 días ya salen del nido, pero aún no vuelan y entonces son alimentados con más dedicación por el macho. Las hembras se ven difícilmente en la zona.

La Buscarla Unicolor se reproduce en Europa de forma local y desde luego nunca abundante. Cría en Francia, Holanda, Bélgica, Alemania, países del Báltico Sur, Rusia central y los Balcanes, siendo muy local en Italia, Sicilia y Hungría, extendiéndose también por el sudoeste de Asia y el noroeste de Africa. En la Península Ibérica vive con preferencia en marismas del Sur y Levante, incluso en Mallorca, Menorca e Ibiza. En el norte de Iberia es esporádica. Se reproduce en Zamora y Guipúzcoa y probablemente en otros lugares aún no explorados. Pero parece cada vez más escasa y muchas de las que se oyen cantar en mayo pueden ser buscarlas en paso primaveral. Las primeras llegan en la última decena de marzo.

Se sabe poco sobre la invernada de la Buscarla Unicolor. Indudablemente lo hace en Africa Tropical, pero el escaso anillamiento aún no ha puesto al descubierto en qué países y zonas. Se supone por observaciones varias que Senegal, Níger y el lago Tchad pueden ser los lugares elegidos por este pájaro tan difícil de estudiar. Balsac y Mayaud (1962) dan algunos datos sobre su presencia en Marruecos en los meses de marzo y abril y también en septiembre, indicativos de un paso regular hacia más allá del Sahara, pero que no parece ser muy abundante, sin duda en proporción a su escasez y a sus costumbres eminentemente escondedizas fuera de la época de la cría. Moreau (1972) escribe que Lynes encontró algunos de estos pájaros en Darfur (Sudán) y que también fueron capturados varios en el lado nigeriano del Lago Tchad.