Preparación para la suelta

 

Cuando el joven volantón ya tiene las plumas suficientemente desarrolladas para volar y está bien gordito, no bastará con liberarlo. Antes, deberá hacer ejercicio para muscularse y aprender a buscarse el alimento por sí mismo. Para ello, lo ideal sería trasladarlo a una jaula exterior de un mínimo de 2 metros de alto, 2 metros de largo y 2 metros de ancho; con ramas, perchas y posaderos a distintas alturas, agua a disposición, una caja en la que pueda esconderse, etc. La estructura puede ser construida de madera con los lados recubiertos de una red de plástico de jardín. Dos de los lados deben ser opacos y sólidos para proteger del viento y para que puedas acercarte a dejarle la comida a través de una pequeña puerta sin que el pollo te vea.

Parte del techo también deberá estar cubierto para proteger de la lluvia y el sol. Idealmente desde la jaula el pollo debería ver el hábitat natural que le corresponde. En cualquier caso no debería acostumbrarse a la presencia de personas, perros o gatos.

Además de comer sólo, ahora el pollo tendrá que aprender a buscar el alimento, por lo que sería conveniente semiesconder parte de la comida. Si no puedes construir un voladero contacta con algún centro de recuperación.

Esta preparación para su libertad debería durar unos diez días. Por otro lado, no será adecuado hacerla en todas las especies (por ejemplo, los vencejos o golondrinas no podrán volar ni cazar insectos en un espacio tan reducido).