Charrán Patinegro

 

 

 

 

 

Thalasseus sandvicensis 40 cm.

 

 

Lejos de la costa, adentrados en el mar, los charranes patinegros vuelan incansablemente, acompañando su búsqueda con gritos roncos, ásperos y estridentes, «kirrik». En cuanto descubren un banco de pececillos, espadines o saltones, se dejan caer desde lo alto, picando en vertical y desapareciendo unos instantes bajo el agua.

Los charranes patinegros llegan muy pronto a sus grandes colonias en los bancos de arena y se instalan en grupos apretados, a menos de un metro unos nidos de otros. Los mejores sitios los ocupan los que llegan primero y las parejas siguientes se aglomeran en este núcleo primitivo.

Muy inestables, pueden criar en buen número en lugares que antes no habían ocupado nunca, o bien desaparecer sin razón aparente. La abundancia variable de la morralla de que se alimentan y el aumento de gaviotas argénteas, que pueden ahuyentar a los charranes, son factores que acaso expliquen estas fluctuaciones extrañas.

Este charrán no cría en las costas españolas, con excepción de esporádicas reproducciones en el Delta del Ebro, pero es fácil observarlo durante las migraciones, especialmente en días de mal tiempo, en los que se acerca más a la costa.

 

Identificación: Moño negro; pico negro con punta amarilla; dorso y alas gris perla; cola ahorquillada; joven pardusco y blanco; sexos iguales.

Nidificación: Anida en colonias; ambos sexos hacen hoyo en el suelo, a veces forrado con hierba; pone, de mayo a junio, usualmente 1 ó 2 huevos, de cualquier color desde el blanco a castaño intenso, generalmente punteados, manchados o tiznados con castaño más oscuro; incubación, alrededor de 23 días, por uno y otro sexo; los pollos, alimentados por ambos padres, dejan el nido a las pocas horas, volando unas 5 semanas más tarde.

Alimentación: Pececillos.

Hábitat: Mares costas y estuarios.

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